Monterrey.- El amor es una experiencia del espíritu que nos afecta a todos, pero no de la misma forma, y Laura Cullen (Forks, Washington, USA, 1979) es un ejemplo de esto. Su poesía amorosa es inteligente, no cae en los tradicionales desfiladeros de lo cursi o lo trillado.
«Escribo para no escribirte»* es un conjunto de textos que reflejan una madurez intelectual en la cual la falta de amor, la ausencia del ser amado, la persistente soledad y la necesidad de alguien con quien compartir el camino no son vistos como tragedias, sino como circunstancias existenciales:
“Hay cosas que viviré a tu lado,
pero existen otras que estoy conociendo.
Y es que antes mi andar fue callado,
porque incluso me estoy descubriendo.
(…)
No fuiste mi primera ilusión,
tampoco mi primer amor,
ni el primero en romper mi corazón,
mucho menos una aventura llena de calor” («Para toda mi vida», p. 53).
Como es evidente, Laura se expresa con pleno dominio de un razonamiento claro, fluido y lógico. Y eso conforma un maridaje perfecto con el viento libre de la poesía, pues no admite malentendidos ni supuestos. Su dicción es contundente:
“Hay un cajón lleno de hojas con palabras para ti
y recuerdos que son solo para mí.
Hay una libreta llena de líneas, ideas y sueños,
planes y metas, en ninguna estás tú.
Hay un corazón herido con esperanzas que nacen,
sueños e ilusiones, un horizonte, todo un camino,
camino para recorrer sin que estés tú” («Escribo para no escribirte», p. 15).
En este poemario, los románticos extrañarán las infaltables puñaladas autoinfligidas al ego, los corazones sangrantes, el sufrimiento eterno, la inminente fatalidad depresiva y el sentimiento de que todo ha terminado.
Y es que el intelecto de Laura impone su cuota de sensatez al navegar por el eternamente impredecible universo amoroso:
“Había que olvidarte para siempre,
viajé kilómetros por ello,
desconecté mi vida por unos días
y el mar me gritaba tu nombre.
(…)
“Había que dejar de pensarte,
buscar el último recuerdo y enterrarlo,
saciar mi alma y mi cuerpo vaciarlo,
pero en la oscuridad solo podía mirarte.
(…)
“Había que dejarte
sin que me olvidara de mí,
se llegó el día, el día feliz,
finalmente me solté de ti” («Día Feliz», p. 30).
Así es la poesía de Laura: una obra que llega en su momento más intensamente creativo y perdurable.
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* Laura Cullen. «Escribo para no escribirte». Monterrey, N.L., 2021. 58 pp.