Mérida.- No tengo la menor duda de que los representantes de la 4T, encarnados en los candidatos de la coalición Sigamos Haciendo Historia, que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, obtendrán un triunfo rotundo, demoledor, este 2 de junio. Pese a la enorme cantidad de recursos financieros que derrocharon en guerra sucia –a través de las redes, la radio, la televisión y los grandes periódicos de la capital del país y otros afines en los estados–, los oligarcas que titiritean a la coalición –PAN, PRI y PRD– que postula a la mentirosísima y difamadora candidata presidencial de la derecha, Xóchitl Gálvez, no lograron convencer al electorado.
En los últimos días, esos oligarcas, representados por el junior Claudio X. González, junto con sus marionetas Alito Moreno, del PRI, Marko Cortés, del PAN y el peón de brega de ambos, Jesús Zambrano han estado más activos que nunca proveyendo de bolas de lodo a su candidata para que esta las lance desde las tarimas donde se sube a repetir el manido discurso que le dictan.
Si a esto se suma la reiteración de sus escasas propuestas que no pasan de ser vulgares copias de las políticas privatizadoras que practicaron en su tiempo dos de los partidos que la apoyan –PAN y PRI– cuando gobernaron –en perjuicio del pueblo y beneficio del grupo de ricachones a los que servían y siguen sirviendo– se tendrá la explicación de por qué la candidata de la derecha no creció. Lo suyo es un déjà vu que espanta al pueblo que se hastió de tales gobiernos y se horroriza con la perspectiva de que vuelvan.
Sobresalen entre sus escasos planteamientos los que más muestran su entreguismo antipatriota, similar al de todos los reaccionarios que la antecedieron a lo largo de la historia y al de los que hoy la impulsan: Destruir a Pemex y a la CFE son sus preocupaciones que más sobresalen. ¿Cómo? Mediante la aplicación del sueño dorado de la derecha: privatizar ambas industrias para que hagan lucrativos negocios con ellas los grandes capitales. Le importa un bledo que gracias a que el petróleo y la electricidad están en manos del país se ha podido controlar su precio en este sexenio y evitado que la inflación se desboque.
Otro de sus “brillantes” planteamientos es regresar al obsoleto esquema del Seguro Popular, un anacronismo engañabobos que ni fue seguro ni fue popular, y destruir el sistema de salud, ya muy avanzado, que se está construyendo en 23 estados del país cuyos gobiernos firmaron con el gobierno federal el convenio necesario para concretarlo. Xóchitl es una empresaria corrupta que ha hecho su fortuna a la sombra de los gobiernos que la han cobijado. Para ella resulta natural que se use a las instituciones del estado para enriquecer a empresarios sin escrúpulos con dinero público. El seguro popular sería la plataforma para que el dueño de Latinus, Roberto Madrazo, el resucitado Manlio Fabio Beltrones y otros traficantes de influencias regresen a su saqueo a la nación con la venta de medicinas.
Por más que calumniaron y difamaron no avanzaron un ápice en su penoso subir por la pendiente sumamente abrupta que ellos mismos se construyeron no sólo con lo que hicieron cuando gobernaron sino ahora, con su juego sucio. Mientras más se acerca el momento –el 2 de junio– en que, con el resultado de las urnas recibirán su certificado de defunción, mayor es el pánico que los abruma y más grande su desesperación por evitarlo.
Justamente horas después que el INE prohibió a la mentirosa candidata del Prian seguir usando el término “narcocandidata” para referirse a la doctora Sheinbaum –días antes había ordenado también eliminar de YouTube las partes del segundo debate donde la calumniadora compulsiva usaba el mismo término– su banda de malhechores pusieron en las redes un nuevo hashtag: “#UnaAsesinaNoSeráPresidenta”, tratando de enlodar a base de más mentiras, con millones de bots y al costo de decenas de millones de pesos, la imagen distorsionada y manchada de sangre de la candidata que los hará trizas con letreros infamantes en los que le atribuyen muertes ocurridos en Ciudad de México por sismos o accidentes.
Es la misma guerra sucia que siempre ha usado la derecha en nuestro país. No ha cambiado un ápice. Aunque se disfracen sus abanderados –como Xóchitl en el senado, con su botarga– de blancas palomas, son los mismos vividores de siempre usando las mismas artimañas que hace 18 años, cuando se robaron la presidencia con el espurio Calderón a la cabeza.
Después de observar la gran concentración de ciudadanos y ciudadanas en el Zócalo de México, este 29 de mayo, el entusiasmo que privó en ella, el extraordinario discurso de la candidata Claudia Sheinbaum y de conocer las últimas encuestas que, en un 99 por ciento favorecen a la candidata de las fuerzas progresistas, con ventajas que van de los 20 puntos para arriba, no me cabe la menor duda: este 2 de junio, antes de las 10 de la noche, ya estaremos festejando el triunfo de la abanderada de la izquierda.
Tendremos, no obstante, que estar bien preparados para la reacción de la derecha que estando a estas alturas bien enterada de su inminente derrota, conspira con sus más connotados maquiavélicos cerebros, entre los que destacan los viejos mapaches del PRI y los leguleyos abogados de la derecha del PAN, para deslegitimar la elección y llevarla a instancias judiciales.
Sus corifeos han dado ya claras muestras de sus intenciones con sus declaraciones que la del domingo será una elección de estado. Como si el pueblo careciera de memoria y no recordara que los únicos que en nuestro país han hecho elecciones de estado son ellos, el PAN y el PRI, porque llevan la antidemocracia en su ADN. Nunca han dejado de hacer trampas. Pero, los tramposos, como en los mercados los raterillos, van corriendo con la cartera que se robaron escondida, mientras gritan: ¡Al ladrón! Así ellos ahora.
Así pues, a votar este 2 de junio y a cuidar el voto, de los mapaches de la derecha.