Monterrey.- Es cada vez más evidente que la vida humana en el planeta enfrenta riesgos globales. Para algunos, se trata sólo de una más de las crisis del capitalismo, para otros se requiere un cambio en el modelo económico. Hay quien considera, sin embargo, que los humanos nos deberíamos reconocer como una especie en peligro de extinción.
De acuerdo con Carlos Marx, la dinámica del modo de producción capitalista impulsaría el desarrollo de las fuerzas productivas hasta el punto en el que ese modo de producción permeara la superficie del planeta. Más allá de ese punto las contradicciones empezarían a manifestarse.
La experiencia de los regímenes socialistas, con Rusia y la Unión Soviética (en Europa del siglo pasado) y la evolución del estatismo capitalista de China, en la actualidad, han mostrado que la competencia económica no es entre países sino entre las grandes empresas. El capitalismo de las grandes corporaciones es un esquema de gobierno global.
Las restricciones o límites al crecimiento que preveía Marx, tenían que ver con el régimen de protección y el monopolio que otorgan las patentes. El ejemplo más cercano es el de las vacunas contra el Covid y cómo unas dos o tres empresas farmacéuticas, con enorme apoyo económico de los gobiernos, desarrollaron las vacunas, se quedaron con las patentes y las comercializaron como cualquier otra mercancía, con altos márgenes de ganancias, sin importar que el acceso a las vacunas fuera un factor de sobrevivencia de millones de personas: la vacuna se manejó como cualquier otra mercancía.
Esta monopolización y aprovechamiento comercial del conocimiento científico y tecnológico está presente también en la industria digital, la más dinámica en el Mundo, con el desarrollo de la inteligencia artificial. No más de 8 empresas (grandes empresas, norteamericanas y chinas en su mayoría) tienen el dominio (de las patentes) sobre las innovaciones que se están generando a nivel global. La brecha digital entre los países ricos y los países pobres se ensancha cada vez más, con la población de los países pobres como meros consumidores de un nuevo tipo de mercancía: los servicios digitales
La ruta de la innovación está señalada por la industria digital (automatización y robotización de procesos de manufactura) con la mayor expresión en la industria automotriz. La producción de los automóviles y camiones eléctricos se presenta como la punta de lanza de la manufactura orientada al consumo. Sin modificar para nada el ineficiente modelo de movilidad individual y los altos costos sociales que implica.
La producción de alimentos y su distribución a nivel global son otro tema en el que el régimen de patentes (de semillas y fertilizantes) es una amenaza para la autonomía alimentaria de las culturas ancestrales.
La otra industria, (también monopólica) es la del armamento. Hay que precisar que el club nuclear se limita a siete u ocho países. Con casos como Israel, Irán y Corea del Norte, que “protegen” su información. La industria bélica no nuclear se asocia con la electrónica y la cohetería, con aviones y proyectiles de alta velocidad y amplio alcance, cubiertos por el más riguroso secreto. En la guerra en Ucrania prevalecen el armamento y estrategias de la Segunda Guerra Mundial. Ya está la disputa por el uso comercial de la superficie de la Luna.
La reunión del Grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, más los países árabes que podrían sumarse) anunciada para celebrarse el próximo mes de agosto, puede ser oportunidad para maniobras y acuerdos financieros y monetarios que debilitarían la posición privilegiada de los Estados Unidos y Europa (o de las familias y grupos financieros que allí tienen su base geográfica).
En este escenario del poder tecnológico y económico global, las oportunidades para países como México no son muy amplias. Las élites locales que se han beneficiado con el modelo neoliberal y el enfoque meramente comercial (TLC y TLCAN) dejaron de lado el desarrollo de la ciencia y la tecnología y desalentaron la búsqueda de soluciones propias para la realidad física, social y económica nacional. El debate sobre la recién aprobada Ley de Humanidades, Ciencia y Tecnología, por ejemplo, tiene que ver con la resistencia a un cambio de paradigma sobre qué investigar, cómo investigar y cómo impulsar la formación de científicos y tecnólogos. Por ejemplo, en lugar de impulsar la medicina preventiva se ha promovido la medicina curativa. El sistema educativo mexicano que se orientó por espacio de 25 años a la formación basada en el desarrollo de competencias, no pasó de ser un ejercicio de simulación; la pandemia sólo hizo evidente la falta de recursos y servicios digitales entre la mayoría de la población. El mercado laboral en México no logra generar empleos suficientes y bien remunerados para los egresados de las carreras universitarias. Las industrias del “nearshoring”, automatizadas y enfocadas a la exportación, sólo demandan técnicos y no muchos. En lugar de promover la producción de alimentos para el consumo de los mexicanos, se promueven los cultivos de exportación intensivos en agua.
El próximo año, 2024, se celebrarán elecciones en México, Estados Unidos y la India. Hasta ahora, los procesos político-electorales, en los tres países, siguen la tradicional estrategia “gringa” del “marketing” de personalidades. No obstante, el proceso de cambio en el escenario internacional es posible que impulse un debate sobre las alternativas en el estilo de desarrollo.
Se está planteando que la primera prioridad es el cuidado del planeta y contrarrestar el cambio climático. Para ello se debe perfilar una nueva relación de los seres humanos con la naturaleza; más amigable y respetuosa de los ecosistemas. Esto demanda una educación orientada a la formación integral del ser humano, un conocimiento de la evolución del pensamiento universal y con énfasis en la cooperación y no en la competencia. La segunda es dejar de producir mercancías e impulsar la generación de satisfactores: alimentos, medicinas, educación, vivienda, energía, acceso al agua y a las energías limpias y utilizar un indicador de desarrollo distinto al PIB que mida realmente la calidad de vida.
Se requiere una acción urgente para reducir en serio la pobreza, La pobreza está presente en todos los países y lo más crítico es la masiva migración sur-norte en búsqueda de oportunidades, la cual es rechazada por los países del Norte y provoca miles de muertes a diario.
Resolver las necesidades de los seres humanos demanda un enfoque centrado en lo local, en la comunidad. Son las grandes corporaciones las que requieren ser globales para ser rentables.
Ojalá que las campañas electorales para el 2024, en México, Estados Unidos y la India, sean oportunidad para el análisis de políticas públicas enfocadas en las necesidades de la humanidad. No es un asunto de personas o personajes, sino de opciones ante los problemas.