Monterrey.- Aquí le entrego la carta que envió a Arthur Schopenhauer (cuando tenía 26 años) su madre Johanna. Este famoso filósofo alemán nació el 22 de febrero de 1788, su padre se suicidó cuando él era pequeño y de ello culpó siempre a su madre, Johanna quien alcanzó buena fama como escritora.
Schopenhauer se caracterizó no sólo por su tremenda sabiduría sino también por su evidente aversión a las mujeres y en general a la especie humana. Se sabe que el trato con su única hermana Adele, nueve años menor que él, fue pésimo. Casi al final de su vida se arrepintió de sus agrios comentarios acerca de las mujeres y escribió “No he dicho la última palabra sobre las mujeres, creo que cuando una mujer logra sustraerse a la masa, es decir, sobresalir por encima de ella, es capaz de engrandecerse ilimitadamente, incluso más que los propios hombres.”
Schopenhauer contemporáneo de Hegel y Kant, influyó vivamente en Nietzche y murió de un paro cardiaco el 21 de septiembre de 1860 a los 72 años. Esta carta de su madre, es sólo una de las evidencias de las malas relaciones que había entre ellos dos.
Weimar, 17 de mayo de 1814
Arthur
La puerta que con tanto estrépito cerraste ayer tras comportarte tan indignamente con tu madre se ha sellado para siempre entre tú y yo.
Estoy cansada de soportar tus malas maneras, me voy al campo y no regresaré hasta saber que te has marchado; se lo debo a mi salud, pues una segunda escena como la de ayer podría provocarme un ataque de apoplejía que quizá resultaría mortal.
Tú no sabes nada del corazón de una madre: cuanto más amó, más dolorosamente siente cada golpe que le infiere la mano antes amada.
No es Müller, esto te lo juro ante Dios en quien creo, quien te separa de mí, sino tú mismo, tu desconfianza, la censura que ejerces sobre mi vida y sobre la elección de mis amigos, tu desdeñoso comportamiento para conmigo, el desprecio que muestras hacia mi sexo, tu negativa manifiesta a contribuir a mi felicidad, tu codicia, tu mal humor al que das libre curso en mi presencia sin la menor consideración hacía mí (...)
Y eso es lo que nos separa, si bien no para siempre, sí hasta que retornes a mí en calma y buena disposición. En ese caso estaría dispuesta a acogerte con benevolencia. ¿Qué diría tu padre si viviera, él que pocas horas antes de morir te encomendó que me honrases y que no me dieses nunca disgustos? Si yo hubiese muerto y tuvieras que vértelas con tu padre, ¿te atreverías a sermonearle? ¿Tratarías de determinar su vida y sus amistades? ¿Acaso soy yo menos que él? (...)
Deja aquí tu dirección pero no me escribas, a partir de ahora ni leeré ni contestaré a ninguna de tus cartas; llegados a este punto se separan nuestros caminos, escribo esto con profundo dolor pero no queda otro remedio si es que quiero vivir y proteger mi salud.
Tu madre / Johanna