La metodología estructuralista del pensamiento económico latinoamericano fue fundamental en el estudio de problemas propios de los países en vías de desarrollo. El estructuralismo constituye la práctica de aplicar los mismos principios científicos, en la solución de un problema genérico, a distintas estructuras usando como metáfora la expresión, común en la clínica médica, que dice: “hay enfermos, no enfermedades”, al tratar a cada paciente conforme a su estructura individual revelada considerando, por ejemplo, edad, sexo, complexión, ocupación, estado civil etcétera.
Cuando se formalizó por parte de la ONU la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), a mediados del siglo pasado, se dieron las condiciones para la creación de un pensamiento económico original, alternativo al keynesiano o el neoclásico, para resolver los problemas del desarrollo económico asociados al tema de la inflación.
Como contraparte a las posturas monetaristas de la ciencia económica para enfrentar la inflación de aquel entonces -en sus fundamentos- a la escuela estructuralista integrada por Prebisch, Pinto, Furtado et al, precedieron las ideas de Noyola, un joven economista mexicano quien propuso que, con solo regular los mecanismos de propagación de la inflación- como crédito, déficit fiscal, devaluación entre otros- habría logros insignificantes por su temporalidad ante la presencia de sus causas estructurales básicas – como la desigualdad, nivel tecnológico, las condiciones de la agricultura, la urbanización y, sobre todo, su historia política y social Sui géneris- que si se consideraban se podrían dar soluciones de mayor alcance en tiempo y lugar. Volviendo a la figura de la medicina práctica: se podría opinar que se avanza poco si el proceso curativo privilegia atender los síntomas, y no la verdadera causa del malestar.
Los monetaristas, apegados al modelo neoliberal del sistema capitalista de produccción, que deja libre de toda regulación al mecanismo de mercado, han venido contrastando con los estructuralstas, que proponen un paradigma donde se incluyan las variables propiciadoras, a fondo, de la estructura en vigor de cada economía en particular.
En el caso mexicano, todos los aspectos estructurales del sistema económico están reflejados en un estado preocupante de desigualdad, un elemento acelerador del proceso inflacionario. La excesiva concentración del ingreso y la riqueza propicia inflaciones severas, porque se provoca una contracción de la demanda efectiva, la que a su vez desalienta a la oferta agregada de de bienes y servicios. Es decir, que las capas inferiores de la economía, al ver disminuido su poder de compra, llevan al estancamiento, o a la reducción, de la capacidad productiva de la economía en conjunto. El eje principal todo el conjunto de medidas de política económica, con enfoque estructuralista, debe considerar que la realidad económica nacional esta afectada por la práctica del modelo neoliberal que contempla, en su escencia, un sistema político caracterizado por su histórica alianza de facto entre el poder económico y el poder político.
La política de redistribución del ingreso, vigente desde el inicio del gobierno de López Obrador, es el elemento más significativo destinado a romper con el paradigma monetarista, y para dar cabida al estructuralismo económico, que a poco tiempo de iniciado - a mediados del siglo pasado- quedó suspendido por tecnoburocracia, y casi extinguido con la aparición de la era neoliberal.
Ante el inminente arribo de la inflación, el gobierno de México ha decidido siguir una política monetaria que implica considerar en primera instancia la regulación de los precios en los mercados que, vía el empuje de los costos, aceleran la monetización como es el caso de los energéticos y, como medida adicional, a los mecanismos convencionales del banco central, propios de monetarismo, que se concretan al ajuste de la tasa interés para incidir en crédito como el instrumento monetario, a corto plazo, más relevante.
El discurso del régimen actual señala, reiteradamente, que ante la realidad estructural, para enfrentar el fenómeno de la inflación, se requiere de medidas profundas de política económica que prevengan su recurrencia, ya que,a nivel país, el deterioro económico mas pronunciado se da en las capas más pobres y, a escala mundial, el mayor daño relativo es para las economías subdesarrolladas.
* Economista mexicano (1922-1962), formado en la UNAM y, como alumno fundador, al inicio del Colmex. Jefe de la misión cubana de la CEPAL (1959-1960). Se integra al gobierno de Cuba y crea la Junta Central de Planificación (Juceplan), en la que se desempeñó hasta su muerte (en accidente aéreo) como director de Programación, Inversiones y Balances.