Austin.- Las redes sociales se han llenado de teorías conspiratorias, lo cuál no debería preocuparnos demasiado, a final de cuentas estas siempre han existido y la gente tiene que entretenerse con algo, aunque sea con tonterías; si quieren jugar con la noción de que un rayo laser judío provocó los incendios en California como sostuvo una congresista estadounidense de ultra derecha, debemos agradecerles que nos den materia para reírnos.
Si la tontería quedara ahí las cosas serían sencillas, pero el problema es que han arrastrado a algunos “científicos sociales”, entrecomillado deliberado, porque de científicos tienen solamente aquello de que se dedican a las “ciencias” sociales, que con ellos han perdido lo científico.
Algunos componentes de este discurso son: basarse en información falsa, reinterpretaciones burdas y toscas de la historia y de la realidad, y por supuesto la especulación, la que según el diccionario es “Idea o pensamiento no fundamentado y formado sin atender a una base real”.
Entre las especulaciones que se han armado alrededor del gobierno de López Obrador es que buscará reelegirse. Desde que inició su gobierno el presidente ha negado sistemáticamente que quiera reelegirse, aún más, ha reafirmado que terminando su sexenio se va a su rancho, lo que tira la versión de que quiere convertirse en líder moral de su partido. Hasta ahora no ha dado muestra de mentir, luego entonces la especulación se desata como parte de la guerra sucia que lo persigue desde 2006.
La versión de la reelección ahora se ha modificado con que buscará extender su mandato. Tema en el que el gobierno tampoco ha dado indicaciones de estar interesado, así que debemos suponer lo que creemos que piensa el gobierno, para de ahí alimentar la especulación que trata de disfrazarse de análisis.
Y llegamos entonces a las correlaciones espurias. Según el diccionario espuria es “que es falso, ilegítimo o no auténtico”. El congreso aprobó una reforma judicial elaborada mayormente por el poder judicial y de última hora se le agregó a la ley un artículo transitorio para extender la presidencia en la Suprema Corte de Justicia, de ahí se arrancaron a decir que el presidente violó la constitución y que los legisladores deberían respetar a la constitución como si estuviera escrita en piedra y se desconocieran los 720 cambios que ha sufrido, entre los que destacan los artículos 73 (facultades del Congreso), 123 (trabajo), 27(régimen de propiedad) y 89 (facultades del Ejecutivo), que se han modificado 144 veces.
Pero la especulación espuria avanza llegando a sugerirse que de pasar la extensión, porque todavía la Suprema Corte debe determinar su constitucionalidad, sería la señal de que AMLO buscará extender su mandato, como si ambos puestos fueran lo mismo, como si la política fuera una simple proyección lineal de un evento a otro, y como si las condiciones políticas no cambiaran. A necesariamente lleva a B, o lo que es lo mismo que confundir gimnasia con magnesia.
Pero hay varios eventos que se atraviesan entre los dislates de una oposición que no encuentra caminos para golpear al presidente. La elección intermedia de junio que para algunos será una especie de referéndum, no solamente si MORENA mantiene la mayoría, sino si la oposición logrará imponerse para generar una parálisis de tres años. El segundo evento es la consulta popular por medio de la cual el presidente busca una validación social amplia sobre su gestión, habiendo ofrecido que de no superar la prueba se retiraría, situación política inédita en el país.
La especulación espuria busca minar los elementos cohesionadores del sistema y con ello atenta contra la democracia. La ciencia puede y debe ayudar a nivelar el terreno, pero se enfrenta a posturas irracionales, y un pseudodebate que busca alejarse de la realidad para modificarla con una intencionalidad facciosa, y por ende, busca destruir; mientras que la ciencia busca exactamente lo contrario, la construcción a partir de análisis objetivo.
Mientras tanto, las ganancias y perdidas en el sistema se distribuyen asimétricamente, y con esto las satisfacciones y sufrimientos, todas malas señales para la democracia.