Monterrey.- FAO me recuerda algo grande, un organismo para la agricultura a nivel mundial, creo; pero acá es solo una vil copia, como todo lo que hacen, escasos siempre de creatividad, originalidad y talento, porque ni tan “Frente”, ¿o sí?, más bien “chato”, aunque también una frente crecida, todos sabemos lo que significa. La más absoluta pendejez.
M “Amplio”, de alguna manera es semejante a “Amlo”, pues llevan al viejito atravesado en las entrañas y en el rincón más oscuro de su subconsciente, por la pérdida irreparable de tantos privilegios que han estado padeciendo y de los cuales gozaban impunemente.
“Opositor”, porque también se oponen siempre a todo lo que huela a justicia, equidad, honradez y prefieren seguir anegados en el chiquero de la corrupción, donde todo se puede, hasta comprar una isla, o un castillo, o un montón de conciencias, por ejemplo.
En eso sí son expertos, en el derroche económico a costa de sustraerlo a sus semejantes, condenándolos a la pauperización. Algo parecido a lo que hacen los imperios de los países ricos con los bienes y recursos de los países pobres.
Son siempre los mismos. Han usado tantos nombres rimbombantes, como: “Vamos México”, “Mexicanos Primero” y ni cómo borrar de la historia de México el tristemente célebre “Yunque”, o el hilarante “Panuchos”, como les llamó Rius; pero de nada les ha servido, porque hasta el momento, aún con sus maquiavélicas argucias, han perdido todas las contiendas.
Como todos, desconfío de la capacidad del tlatoani del momento, pero más allá de eso, hay que tener el ojo vigilante en el intermediarismo gestor de la corrupción, porque puede ser muy buena la intención de mejorar nuestro jodido país; por cierto, no se ha convertido en nada, porque ha estado fregado siempre por múltiples causas, pero mientras haya esbirros ladrones en los mandos intermedios, la lista de nombres proscritos sería interminable, nada va a cambiar. Creo que educar a los niños y jóvenes y reeducar a los adultos analfabetos, mediante una pedagogía crítica, ayudaría mucho. Además de tener salarios justos, instituciones honradas, salud digna, opciones sanas para los jóvenes, entre muchas otras necesidades por satisfacer.
Dicen que la verdulera (por su florido lenguaje), o mejor dicho, la “vende gelatinas” será quien comande al FEO, digo, al FAO, ¡jajaja! Lo feo nadie se los podrá quitar, porque lo llevan grabado en la piel y en la conciencia.