Monterrey.- Algunos pensarán que con los resultados de las elecciones de este pasado domingo en Coahuila y Estado de México, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está al borde de desaparecer.
Preocupados estarán quienes pertenecen a dicho partido, ya que el mapa electoral ha cambiado drásticamente.
Antes de Morena, allá por 2014, el PRI gobernaba en casi todo el país. Ahora lucha por subsistir ¡quién lo diría!
Por lo mismo, habrá quienes, incluso, aseguren que se atestigua el fin del PRI. Su reinado ha llegado a su fin. Algo que se prometió a la llegada del siglo con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) al poder, pero que solo ahora se está logrando.
Sin embargo, ¿es adecuado decir que es el fin del PRI? Pues bueno, si únicamente se concibe como partido político, quizá sí lo sea. No obstante, habría que tener más cautela si hablamos del priísmo. Porque, si el PRI desaparece, esto no significa que sea el fin del priísmo.
Pero esto no tiene nada que ver con el priísmo en sí, sino que se relaciona con el modo de hacer política de ese partido. Dicho con otras palabras, el priísmo es una idelogía que seguirá vigente hasta que no se cambie por otra; es un asunto paradigmático.
Así, por ejemplo, si le ocurre lo mismo al PAN, eso no quiere decir que el pensamiento conservador vaya a dejar de existir. Por tanto, el priísmo no desaparecerá porque el PRI pierda su registro electoral.
Casi al contrario. Mucho se ha dicho que Morena realiza varias prácticas del priísmo, algo que no es extraño del todo, ya que muchos de sus afiliados antes pertenecían al PRI. Sin embargo, ese simple dato no confirma nada.
Ser partidario del priísmo va más allá de solo ser afiliado de un partido, sino que, se insiste, forma parte de una manera de hacer política. Siendo así, habrá muchos que aun cuando nunca hayan formado parte de las filas del PRI, llevan el priísmo en las venas.
Por tanto, el fin del priísmo, como tal, únicamente podría ser posible cuando haya un cambio de paradigma en la política mexicana, lo cual permita algo nuevo; una política nueva.
Una que realmente sea nueva, pues solo decirlo no basta. Ahí está el gobernador de Nuevo León que antes, durante y después de campaña asegura que su política es una nueva política.
Sin embargo, en los últimos días, respecto a los permisos municipales para la construcción de las nuevas líneas del metro, ya tomó la decisión de expropiar, en el supuesto que los alcaldes se nieguen a otorgar los permisos correspondientes.
En fin, podrá dejar de existir el PRI, pero para que el priísmo tenga el mismo destino, falta mucho por hacer.