Monterrey.- El violento asalto armado por las fuerzas especiales de la Policía de Ecuador a la Embajada de México, la noche de viernes 5 de abril, constituyó una violación flagrante a la soberanía de México y al Derecho Internacional.
El acto ordenado por el presidente de Ecuador, Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín, ha recibido la indignada condena nacional e internacional de manera enérgica y unánime por la gran mayoría de los gobiernos del mundo.
Pero, lo fundamental es la decisión de suspender relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador, que tomó el presidente Andrés Manuel López Obrador de manera legal e inmediata. Hecho ante el cual el pueblo mexicano ha expresado un justificado y solidario respaldo.
La acción de la policía ecuatoriana implicó –literalmente– invadir un terreno soberano de nuestra amada patria mexicana, para secuestrar a un refugiado que se encontraba desde diciembre del 2023 tramitando asilo político por la persecución y el acoso que enfrentaba.
Esta medida policíaca militar subvierte los cimientos mismos de la civilización, ya que ni en las peores dictaduras ni en los golpes militares se había violado la Embajada de un país en situación de paz y lo cual…
1.- Violenta la convivencia entre naciones e individuos.
2.- Quebranta los principios básicos civilizatorios.
3.- Conculca la inviolabilidad de las sedes diplomáticas.
4.- Vulnera la institución del asilo político.
Se trata de una violación al Derecho Internacional y a los acuerdos signados por los gobiernos de Ecuador y México, en particular la “Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares”.
Esta invasión a la Embajada Mexicana resulta violatoria al Artículo 22 de la Convención de Viena, la cual a la letra establece: “Artículo 22. 1. Los locales de la misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión”.
Desde nuestras trincheras de lucha hagamos pública y manifiesta la solidaridad con el gobierno del pueblo de México y, especialmente, con el personal diplomático que resultó maltratado y humillado.
Exijamos también garantías para el exvicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas Espinel, secuestrado por el grupo policíaco que irrumpió en la Embajada y lo trasladó a La Roca, prisión de máxima seguridad en Guayaquil.
Demandemos respeto a su vida e integridad física, ya que este 8 de abril fue ingresado al Hospital Militar y de acuerdo con el parte policial emitido desde prisión, mediante una evaluación médica se detectó que Glas Espinel presentaba síntomas de un posible “coma profundo autoinducido” por sobredosis de medicamentes ansiolíticos, antidepresivos y sedantes.
Acabar con su vida sería un hecho gravísimo y total responsabilidad del gobierno de Ecuador, ya que en el caso de persecución toda persona tiene derecho a buscar asilo en cualquier país, sin que la Embajada del país juzgue que sea inocente o culpable de algún delito.
Todos estos hechos no pueden ser justificados bajo ningún concepto, pues representan una violación absoluta al Derecho Internacional, a la soberanía de una nación hermana y al derecho internacional humanitario.
Para quienes creemos y confiamos en la convivencia pacífica entre los pueblos y los individuos; es decir, en el principio del Benemérito de la Patria y de las Américas: “el respeto al derecho ajeno es la paz”, las graves acciones ocurridas ponen en riesgo el conjunto de normas históricamente establecidas y nos retrotraen a periodos oscuros que considerábamos superados.
Respaldamos la decisión diplomática del Gobierno de México por ser una postura de dignidad política, una actitud de defensa de nuestra soberanía y un reclamo de justicia internacional.
Lamentamos que acciones autoritarias y anti-diplomáticas del actual grupo gobernante de Ecuador, con posturas de extrema derecha e incluso de corte claramente fascita, coloque a su país como un paria en el concierto de las naciones unidas y en confrontación contra las transformaciones de nuestros pueblos de América para liberarse del yugo colonialista e imperialista.