Monterrey.- Antropomorfismo político. A quienes aspiran al servicio público. Se les reduce a simples seres irracionales. Los evalúan por el músculo al momento de mover multitudes.
No se hace por los resultados en el trabajo. Por logros académicos. Ni por la decencia de su vida.
Los gallos, las gallinas y los pollitos para los cargos desafían a sus institutos políticos. Los dominan al conocer la vida interna. Colocan a sus alfiles como consejeros locales, estatales o nacionales.
A los gallos se les conoce en los besamanos populares. Las gallinas son la nueva generación de mujeres liberadas del yugo machista. Las abortivas de su macho.
Los pollitos son la generación de cachorros. Los meritorios en sus primeros escarceos.
Algunos pollos se brincan las trancas y desafían a los gallos. Les difaman, los provocan e incluso los desconocen.
Nuestros gallineros se encuentran muy alborotados. Trompican, lanzan picotazos y se agrupan con la humildad de un sobrenatural.
Gallos, gallinas y pollos estarán en las boletas electorales el próximo año. Cansaran a los electores con sus burdas copias del pasado. Utilizaran la retórica del cambio permanente.
Bombardearan en los medios de comunicación. En las redes sociales y en las filtraciones de chismes de pacotilla.
A eso viene el 2021. Una bolsa de estiércol.