Monterrey.- Existen en cada uno de los municipios. Son los invisibles cotidianos. Los condenados a pasar las penurias. Quienes no completan con el gasto. De dieta calórica basada en la ingesta de productos chatarra. A todos ellos se les auxilia. Se les visita de forma periódica. Los heraldos de la verdad los asisten con despensas. Con brigadas sociales de medicina y cortes de cabello.
Les hablan como retrasados mentales. Haciendo filas interminables en el sol. Al fin deben recibir su tarjeta de apoyo federal, estatal o municipal. Los pobres de la tierra lo dice el evangelio. Inmigrantes tránsfugas de las comunidades deprimidas. Al cadalso sin posibilidad de libertad. En las épocas electorales los organizan con paupérrimas loterías en sus colonias.
Prometen e intercambian los sufragios por alimentos incomibles y de dudosa calidad general. En la ceguera burocrática son el caldo de cultivo ideal. La base de la pirámide humana cayendo a pedazos. Se les extorsiona en la primera oportunidad. Al incrementar los impuestos y la base gravamen.
El crimen organizado les pasa factura y charola. Los recluta a su servicio. Entienden la premisa de plata o plomo. Vida o muerte. Los grupos vulnerables somos todos los mexicanos. Sin excepción alguna.