Monterrey.- 1- ¿De qué trata su libro «La experiencia de la carne»?
R= «La experiencia de la carne» es un libro que contiene dos poemarios: «Deshabitada» y «La experiencia de la carne», escritos en dos momentos muy distintos de mi vida y por razones que hasta parecerían opuestas, pero que al editor le parecieron compatibles. Uno de los temas principales del primer poemario es la pérdida, como un proceso de devastación que nos habita en la medida en vamos nombrando y reconociendo lo que hemos perdido. De alguna manera, cuando nos sentimos despojados sucede una transfiguración que nos revela que lo que hemos perdido realmente es a nosotros mismos. Esa es una de las latencias de esa colección de poemas. En «La experiencia de la carne», lo que me interesaba en ese momento era hablar del dolor. Del dolor físico y del emocional; sin embargo, este dolor está relacionado de una manera muy íntima con las pasiones, por lo que podría vislumbrarse algún guiño erótico, aunque no era su intención primordial.
2- ¿Cómo surge la idea de escribirlo?
R= Cuando escribo no tengo la idea de hacer un libro. Sean cuentos o poemas, escribo porque las ideas se agolpan y se me escapan por todos lados; cuando tengo los recursos a la mano, escribo las ideas rápido, donde esté: en el carro, en medio de una clase; luego les doy forma. Pero, a veces, el impulso o la idea nos abandona y eso es irrecuperable. «La experiencia de la carne», sin embargo, se publicó en gran medida porque uno de mis mejores amigos de la preparatoria, quien se había ido a vivir a Asturias y ya había construido una carrera importante como pintor, me escribió luego de más de 15 años de no vernos y me preguntó por mi poesía (en la prepa yo juraba que era poeta) y me pidió que le enviara lo que estuviera escribiendo. De esa manara, empecé, poco a poco, a mandarle poemas sueltos, como pequeñas fotografías, que luego él relacionaba con acuarelas suyas y me las enviaba para acompañar mi poema. Así se nos ocurrió hacer un libro-álbum, con sus acuarelas y mis textos, y le presenté el proyecto a Pepe Garza, quien entonces era el editor de la Editorial Universitaria, y a él le gustó mucho la idea. De hecho, acordamos hacer una coproducción entre Biblionautas y La Casa Universitaria del Libro; sin embargo, también hubo muchos cambios administrativos en ese ínter y fuimos perdiendo el impulso. Un par de años más tarde, platicando con Toño Ramos, el nuevo editor, me preguntó sobre el proyecto y lo retomamos; sin embargo, con modificaciones profundas al primer proyecto. Me gustó mucho cómo quedó, sobre todo porque he tenido comentarios muy entusiastas de lectores jóvenes que, de alguna manera, se identifican con esos textos.
3- ¿Cuál era su objetivo al publicarlo?
R= Creo que no tenía un objetivo particular, sin embargo, me pareció siempre que era una idea muy estimulante publicar un trabajo que recuperaba mi etapa de juventud temprana junto a la de uno de mis amigos más entrañables. Incluir las acuarelas de Xavier Carriles es uno de los valores que más aprecio en «La experiencia de la carne».
4- ¿Se cumplió el o los objetivos?
R= Como te he comentado, no tenía un objetivo en particular sobre la publicación, pero sí me dio un enorme gusto que, aunque no se incluyeron todas las acuarelas de Xavier, ni fue editado en el formato que propusimos inicialmente, como libro-álbum para adultos, aun así mis textos fueran acompañados por las imágenes de Xavier; en ese sentido, creo que sí se ha cumplido el objetivo.
5- ¿Cómo escogió el título?
R= Yo soy malísima para poner títulos. Y me causa mucho conflicto porque, para mí, el título es casi el cincuenta por ciento del efecto literario. Tal vez por eso soy tan cautelosa (e inhábil) para aventarme a poner títulos. Cuando escribí los textos de «Deshabitada», originalmente se llamaba “La memoria de la piel” (pero ya hay muchas películas, libros y canciones que comparten ese nombre), pues quería hablar de la forma en que el dolor se va acomodando irracionalmente en nuestro cuerpo sin pasar por la conciencia. Quería hablar de cómo la piel tiene su propio proceso mnemónico, independientemente de los recuerdos conscientes; entonces, llegué a la conclusión de que la experiencia se vive también dentro de la carne, que era otra forma de nombrar a la piel. No me convenció totalmente, pero terminó gustándome, aunque justamente creo que por el sustantivo carne, su lectura puede resultar más asociada con el erotismo.
6- ¿Qué fue lo más importante de publicar este libro?
R= Tener este libro publicado ha sido muy significativo para mí, en el sentido en que he podido comunicarme con lectores que jamás hubiera imaginado que estuvieran interesados en la poesía, a través de las emociones. Creo que más que pensar en una publicación, siempre he escrito porque necesito hacerlo. He tenido la fortuna de que personas muy valiosas confíen en mis textos y se interesen por difundirlos.
7- ¿Qué sintió al tenerlo en sus manos por primera vez?
R= Tener un libro propio, por primera vez en las manos da una especie de nostalgia porque, para mí, es un espacio que no volveré a transitar. Yo suelo regresar y corregir mientras los textos están en proceso, pero una vez publicados, es preferible no volver a leerlos, porque a mí me genera una angustia muy extraña y profunda: corrijo y vuelvo a corregir y me arrepiento de lo que se publicó. Entonces, ahora mismo, prefiero no volver a leer nada mío que haya sido publicado. Tenerlo en las manos, entonces, es una forma de decirle adiós a un proceso intenso de escritura.
8- ¿Cómo lo promocionó?
R= Realmente sólo hicimos un par de presentaciones en las ferias del libro que se llevan a cabo en Monterrey y en la Casa Universitaria del Libro, a las que asistieron muchas personas muy queridas para mí, entre ellas, mis adorados estudiantes de Letras. En las presentaciones, me acompañaron con sus lecturas mis mejores amigas, por lo que fueron eventos íntimos y familiares. Tuve la oportunidad también, gracias a la gestión de una queridísima amiga y exalumna, Iza Rangel, de presentarlo en Saltillo, a través de la interesantísima revisión que hizo la escritora Marlén Curiel-Ferman quien me sorprendió por la forma en que encontró las imágenes que yo trataba de decir, sin decirlo. Fue una lectura que me hizo sentir realmente acompañada; como si, a través de la poesía, una pudiera desentrañar un código secreto que no necesita explicaciones.
9- ¿Qué repercusión tuvo?
R= Creo que no es necesario pensar en grandes o espectaculares efectos para considerar que un libro escrito por una misma ha sido importante o significativo. Realmente no sé qué repercusiones ha tenido la publicación de «La experiencia de la carne», sin embargo, he recibido algunos mensajes de lectores de San Luis, Guadalajara, Chiapas, que jamás creí conocer y que me localizan sólo para decirme que se sienten identificados con mis textos (a los que, curiosamente, yo nunca he considerado poesía).
10- ¿Anécdotas, experiencias, satisfacciones vividas con este libro?
R= Además de esos mensajes (es maravillosa la tecnología actual que nos permite tener estas conexiones), en una presentación que organizaron en la Preparatoria 8 de la UANL, tuve la fortuna y el privilegio de escuchar textos muy emotivos que algunos lectores muy jóvenes hicieron del libro. Me sorprendió muchísimo su mirada atenta y dispuesta a dejarse tocar por emociones que yo creía muy adultas y que, sin embargo, les estaban significando experiencias propias. Un chico me dijo que le llamó la atención el nivel de tristeza que destilaban los poemas y me pidió que leyera el que yo considerara más triste. Me dejó sin palabras, pues, según yo, mis textos no son tristes; entonces le pedí que por favor él me dijera cuál debería leer. De inmediato me dio el título: “Plegaria”. Después de leerlo, sentí una profunda tristeza, que yo no había visto antes. Esa experiencia ha sido de las más reveladoras que he tenido respecto a la comunión literaria, porque me di cuenta de cómo, a través de otra mirada, puedes ver realidades que articulaste de una manera inconsciente, pero tangible.
11- A la distancia, ¿cómo lo juzga usted?
R= Creo que es un libro donde exploré una serie de emociones diversas que me permitieron superar muchas crisis, a lo largo de muchos años (el libro incluye textos que escribí cuando tenía 20 años y otros más recientes, que hice ya en mis cuarentas); también creo que me reconecté con mi pasión por escribir ideas breves y metafóricas, pues en los últimos tiempos me de dedicado casi totalmente a la escritura académica.
12- ¿Cómo recomendaría usted su libro?
R= No sé si es una recomendación, pero diría que si alguien quiere escudriñar un poco dentro de las ideas y emociones de alguien que se siente efervescente, por diferentes estímulos que causan dolor pero al mismo tiempo se agradece ese dolor, tal vez podría interesarle hacer una lectura a «La experiencia de la carne».
13- ¿Qué aconsejaría a los autores que quieren publicar un libro y no saben cómo?
R= Yo creo que cuando se es joven y nos dejamos deslumbrar por la posibilidad de una publicación, tratamos de lograrlo a toda costa; sin embargo, a mí me parece, desde toda la vida, que lograr una publicación es el resultado del entrecruzamiento de diversos eventos afortunados; pero lo más importante de todos ellos, es la escritura. Tener algo que decir. No dejar de escribir, eso es lo importante. Si los textos están listos, lo que sigue es perder el miedo y compartir, enviar a editoriales, concursos; buscar el espacio adecuado. Y claro, ese trabajo de investigación también es importante.
14- ¿Tiene usted otros libros en el tintero?
R= El confinamiento, un poco contra mi voluntad, me ha hecho retomar algunas ideas que tenía planeadas como cuentos, pero que no terminan de emerger; por otra parte, yo pensé que mi vena lírica ya se había terminado, sin embargo, la muerte de mi padre me ha dejado una especie de grifo abierto donde no cesa la escritura; las diferentes formas que tengo de estar afrontando esta orfandad me llevan a escribir y escribir y pensar en imágenes más que en ideas que poco a poco se van articulando. No sé si llegará a ser algún libro, pero esta búsqueda por los ecos de mi padre, me están haciendo escribir algo parecido a la poesía.