Monterrey.- 1.- ¿Qué libros has publicado?
Empecé a escribir poesía a los 18 años y la primer presentación fue un libro (plaquette) que diez años después (1988) aparece bajo el auspicio de la Universidad Autónoma de Zacatecas: «Del coleccionista».
El taller en la Casa de la Cultura de Monterrey, auspiciado por el INBA allá por 1982, fue el parteaguas de mi vocación y lo que impulsa mis publicaciones.
En resumen vinieron otros nueve libros de poemas, la reedición de mis primeros trabajos y últimamente la aparición de un libro de aforismos (Libros de la Mancuspia y UANL) y reseña literaria (Oficio ediciones).
2- ¿De qué tratan tus libros?
En poesía la temática es diversa, desde el viaje imaginario al viaje interior, o un viaje como tal, una simple anécdota, y la práctica del haiku que es una forma de acercarme con asombro a la naturaleza.
En los aforismos se trata más bien de recoger escombro y encontrar frases breves pero sensibles a la ironía, como si uno se defendiera a pedradas contra el destino.
Y bueno, finalmente la reseña literaria da cuenta de mi andar como lector.
3- ¿Cómo surge la idea de escribirlos?
En mi caso no trabajo con la idea de hacer un libro; escribo un poema, una reseña, algún aforismo, un cuento… luego llega el momento de ordenarlos en un conjunto.
4- ¿Cuáles eran tus objetivos al publicarlos?
Con el tiempo cambian los objetivos; hoy por hoy no existe ninguno. Si llega una invitación, bienvenida, así de simple.
5- ¿Se cumplieron los objetivos?
Los lectores siempre tendrán la última palabra sobre si un libro cumplió con algo, si les dijo algo.
6- ¿Cómo escogiste los títulos?
¿Por intuición? La verdad no sé.
7- ¿Qué fue lo más importante de publicarlos?
Que dejaran un espacio vacío para seguir escribiendo.
8- ¿Qué sentiste al tenerlos en tus manos por primera vez?
El llamado pánico escénico. Me explico con un aforismo que acabo de leer de un poeta vasco: Karmelo C. Iribarren; dice así: “Una vez publicados, los libros empiezan a vivir su vida, al margen del autor, al que sólo le queda, en ocasiones, esconderse”.
9- ¿Cómo los promocionaste?
Curiosamente estudié Mercadotecnia, pero nunca he ejercido esa profesión.
10- ¿Qué repercusión tuvieron?
No sé.
11- ¿Anécdotas, experiencias, satisfacciones vividas con tus libros?
Anécdotas hay muchas, pero la más reciente, del año pasado, fue con el Cuaderno de haikus: «Pasa la voz».
Este proyecto con la Universidad Autónoma de Nuevo León, me dio acceso a las escuelas primarias y compartirlo con los niños; acercar la lectura de poesía a los más pequeños es gratificante.
12- A la distancia, ¿cómo los juzgas?
Como te decía, el que los juzga o debe juzgar es el lector.
13- ¿Cómo recomendarías sus libros?
No estoy en las redes sociales, entonces es obvio que la respuesta sería obsoleta.
14- ¿Qué aconsejarías a los autores que quieren publicar un libro y no saben cómo?
“La poesía es un oficio de paciencia”, esto lo dijo Eugenio de Andrade, gran poeta de Portugal.
15- ¿Tienes otros libros en el tintero?
Sí, algunos, dos de poesía: “Disperso” y “Tiempo cumplido”.
Otro de aforismos: “La vida es un secreto a voces”.
Y uno más de cuento breve: “Camino a ninguna parte”.
Igual colaboro en la revista digital Levadura, donde mensualmente dejo una pequeña reseña literaria en la columna “Las huellas del lector”.