Monterrey.- 1. ¿Cuántos libros has editado?
R= Calculo más de treinta en poco más de 20 años.
2. ¿Cómo te convertiste en editor?
R= Por las influencias de quienes tenía alrededor. Empecé revisando y preparando las publicaciones de mi padre, que me pedía apoyo para revisar, dar formato e imprimir sus investigaciones; posteriormente, los amigos de los amigos fueron apareciendo con sus proyectos y así se fue ampliando la cadena de recomendaciones; pero antes de editar participé apoyando a autores locales e investigadores en sus procesos, tanto en la parte documental como de producción de materiales: libros, cuadernos, impresos.
Mi primera influencia libresca fue en casa, mi padre tenía un gran librero de madera de puertas con cristales que me parecía enorme; ahí descubrí los primeros tesoros, libros antiguos de la familia de mi padre, de 1860, de su infancia y su biblioteca personal: filosofía, derecho, literatura. Así que cuando llegué a (la editorial) Oficio, ya estaba familiarizado en el tema. Después, en la Dirección de Publicaciones de la UANL, conocí a Óscar Efraín Herrera con quien aprendí los detalles más precisos en lenguaje y de operación en la paquetería de edición, lo que nos motivaría, junto con el diseñador Rodolfo Leal, a montar el taller de impresiones de (la revista) Diáfora.
3. ¿Qué se requiere para ser editor?
R= Conocimiento y dominio del lenguaje, una amplia cultura, gusto por la lectura y afinidad por todo lo que rodea al mundo del libro; una obsesión por el detalle y desarrollar cierto grado de paciencia, porque estás entre dos filos: el autor y el taller de impresiones; mediar es una tarea continua para acordar el producto adecuado o realizable.
4. ¿Para qué le sirven los editores a la sociedad?
R= Editor es aquél, de acuerdo a la definición de la Real Academia Española: “que publica por medio de la imprenta u otro procedimiento una obra ajena, por lo regular, un periódico, un disco, etc., multiplicando los ejemplares”.
Editores y editoriales han surgido a lo largo de los tiempos, y de ellos conservamos las primeras grandes obras impresas: Las ediciones de incunables, aquellos libros que se crearon antes del siglo XV, marcan en la historia la imagen de lo que hoy conocemos como libro. Bajo este principio, los editores han sido compiladores y difusores de las obras escritas por otros, y el libro, como principal plataforma de conservación de la cultura y la historia, forman este binomio que sustenta la memoria de nuestras sociedades.
5. ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser editoras?
R= Mucha lectura y un atento y leal compromiso con los textos de quien confía en ellos. Estudiar cada caso como único y tomar en cuenta que no existe trabajo pequeño, sino todo un reto por menos cuartillas que tenga el texto. En la medida que amplíen sus conocimientos generales y dominen temas o áreas de la cultura, o del conocimiento, en esa misma medida podrán desarrollar una mejor propuesta de publicación.
Hoy día, el mundo editorial, como la mayoría de muchos otros productos, tienen ya una creciente presencia en los modelos de promoción digital; el comercio digital y sus tecnologías mudan hacia la impresión bajo demanda, lo que trae toda una revolución en los procesos de producción editorial. Así que su conocimiento y dominio ejercen hoy una modalidad diferente en el comercio del libro; quien no esté en constante actualización verá más difícil el panorama. Ubicar un nicho editorial es importante, una especialización puede generar un plus a la editorial.
6. ¿Cómo ven los editores la literatura?
R= Muchos de los editores son escritores y viceversa, así que la literatura puede significar para muchos el fundamento de su actividad laboral.
7. ¿Vives de la labor editorial?
R= No de forma directa, pero mucho de lo que hago tiene como basamento los libros, las revistas y toda clase de impresos. He tenido buenas rachas, pero también he tenido caídas y de todas se aprende.
8. ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
R= Creo que está en un buen nivel, si hablamos de premiados ahí está Margarito Cuéllar con un Premio Hispanoamericano de Poesía, el Juan Ramón Jiménez. El más reciente Premio Aguascalientes, Renato Tinajero, y no se diga maestros que han forjado generaciones de escritores. Tenemos también al director de publicaciones universitarias destacado como escritor, editor y ahora promotor de estas colecciones, Antonio Ramos Revillas.
Creo que hay un espectro bastante amplio de escritores en todos los géneros de la literatura y una infraestructura que la enriquece, me refiero a teatros, auditorios, bibliotecas públicas y privadas, Casas de Cultura, Museos, todo ello provee de espacios para la comunidad local. Uno de estos espacios más recientes es la biblioteca del Museo del Beisbol en el parque Fundidora: amplia, luminosa, pero sobre todo bien surtida de materiales para niños y adolescentes, principalmente, y de una colección impecable de editoriales independientes como Almadía, la cual estuve visitando meses antes de recluirnos en casa.
9. ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
R= En ambos bandos hay excelentes escritores. No hay motivo para dividir por género la producción editorial. En dado caso podemos trazar ciertas características y, como en toda antología o estudio, permear nuestro gusto por determinado género o autor.
10. ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
R= Sí, he participado en proyectos con dinero público, la mayoría de las veces ha sido por invitación a proyectos no propios. Yo no he buscado esos apoyos personalmente.
11. ¿Autores favoritos?
R= Patrick Suskind, José Agustín, López Velarde, José Emilio Pacheco, Moliere, Poe, Juan José Arreola, Eduardo Lizalde.
12. ¿Libros que te hayan impactado?
R= Las obras teatrales de Moliere: «El enfermo imaginario», «El burgués gentil hombre», «El avaro», «Las mujeres sabias»; la trilogía de los sentidos de Suskind: «El contrabajo», «La paloma», «El perfume»; «El principito» de Antoine de Saint Exupéry; «El doctor Zipper y su fabulosa guitarra eléctrica» de Juan Villoro; «Ponche de ácido lisérgico» de Thomas Wolfe, «Pasto verde» de Parménides García Saldaña; «Bartleby, el escribiente» de Herman Melville, «Vida y muerte del teatro náhuatl», una investigación sobre el teatro prehispánico y la conquista, de María Stern, en aquella colección de bolsillo llamada SepSetentas. Un libro que guardaba mi padre de su época de estudiante de secundaria, que fue todo un clásico en casa por sus ilustraciones en color y porque compendiaba la ciencia, la historia, geografía, álgebra…
13. ¿Has pensado en volverte escritor?
R= Sí, lo he pensado. Algunas ideas rondan la cabeza.
14. ¿Cómo generarías lectores?
R= Uno de los principales instrumentos de difusión ha sido la voz, ya sea con lecturas en voz alta o con la generación de programas radiales a partir de los mismos textos y, ahora con esta realidad de movilidad y reunión restringida, la virtualidad de la comunicación se basará mucho en el dominio de estas plataformas de difusión.
Creo que para cada segmento de la población hay una estrategia específica, donde importan tanto la edad, los gustos y actividades para afinar la seducción. Siempre será un reto motivar a otros a leer, por eso es importante saber aprovechar la evolución de las tecnologías y utilizar aquellas que nos funcionan; el libro, sea cual sea su contenido, se presta para gestar proyectos multidisciplinarios.
15. ¿Proyectos futuros como editor?
R= El primero es un libro casi terminado en la fase de edición de Moisés Ayala, una novela. También una edición compilatoria de un amigo recién fallecido, del que me reservo el nombre hasta definir bien algunos detalles; y un personaje al que deseo publicar, que estoy seguro aceptará editar sus relatos en un volumen que requiere un poco de tiempo para su aparición. Todo esto bajo el sello Erasmus & AKD Ediciones, que surge en memoria de mi hija Anisha Killian Danya.