CORONA20072020

Hablando de libros con Marisol Vera Guerra
Eligio Coronado

Monterrey.- 1.- ¿Qué libros has publicado?
«Antologia personale» (Progetto 7Lune); «#SiLaMuerteSeEnamoraDeMí» (Voces de Barlovento Editores); «Imágenes de la fertilidad. Canciones al hijo del viento» (Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes); «Gasterópodo» (Ediciones El Humo); «Canciones de espinas» (Ediciones Poetazos); «La muchacha cola de zorro» (Bitácora de Vuelos Ediciones); «Tiempo sin orillas» (Voces de Barlovento Editores); «Crónica del silencio» (Letras de Pasto Verde); «Nunca tuve la vocación de Ana Karenina» (La Regia Cartonera) y la edición digital «Poesía para desactivar patrones establecidos», que contó con un apoyo de CONARTE para exponerse en Italia.

2- ¿De qué tratan tus libros?
Mayormente, poesía, también hay cuento y ensayo. Abordo temas que van desde las memorias familiares, pasando por la representación del cuerpo en la maternidad, hasta la relación del ser humano con la muerte. También hablo sobre los mitos y los símbolos. «Imágenes de la fertilidad», por ejemplo, es una mezcla de poesía, mito e historia sobre la Huasteca, que parte de los simbolismos de la cultura teenek vistos desde el sincretismo de la Posmodernidad.

3- ¿Cómo surge la idea de escribirlos?
El primero, «Tiempo sin orillas», es un homenaje a mi abuela Eusebia y a mis raíces familiares; cuando era niña le prometí que algún día le escribiría un libro. El de «Crónica…» en parte narra mi experiencia como madre primeriza, la angustia y el asombro ante la separación del hijo. El de «Nunca tuve la vocación de Ana Karenina» surge de un embotellamiento en las vías del tren, en Altamira, por donde vivía en esa época (2010): el taxi se quedó atravesado y la locomotora casi nos lleva a mí y a mi hijo. Era también la época en la que el sur de Tamaulipas, otrora pacífico, se había vuelto muy violento por el narco, y mucho de eso está plasmado ahí. «Canciones de espinas» reúne textos que tenía dispersos, pero a los que les hallé unidad en el tono mordaz, el humor negro y la exploración de los afectos no desde lo suave y dulce, sino rompiendo el tabú. «La muchacha cola de zorro» surge con la intención de hacer alegorías sobre la condición humana, valiéndome un tanto del cuento de hadas y un tanto de la minificción. «Gasterópodo» reúne mis cavilaciones durante mi segundo embarazo, fue una época muy dura y al sentirme tan vulnerable y sola comprendí que mi única casa era yo misma. En el de «Imágenes de la fertilidad» quise rendir un homenaje a la tierra huasteca y a mis ancestros teenek y nahuas. «#SiLaMuerteSeEnamoraDeMí» tiene una perspectiva de género, uno de sus móviles es denunciar la violencia de género y abordar, también, temas como el suicidio, las parafilias y lo que yo llamo “la dictadura de la felicidad”, esa tendencia de nuestra época de negar las emociones profundas para representar el papel de personas felices. «Antologia personale», la idea es de Silvia Favaretto, mi traductora y editora, quien consideró reunir los textos con los que había participado a lo largo de cuatro años en la asociación Progetto 7LUNE. Y «Poesía para desactivar…» surge de la necesidad de explorar el cuerpo y sus impresiones, que van desde el horror hasta la melancolía, durante los embarazos, mi idea era visibilizar lo que normalmente no se dice de esta experiencia hermosa e indescriptible que es la maternidad.

4- ¿Cuáles eran tus objetivos al publicarlos?
En algunos de estos libros la publicación llegó sola, por invitación, y acepté pensando que era el sino de esta poesía echarse a navegar libremente. Otros, yo misma los propuse para su publicación y fueron bien recibidos. Mi objetivo al inicio era solamente eso, que cumplieran un destino. Con los años fui teniendo objetivos más claros y entre ellos está provocar una reacción emocional y una reflexión, e incitar al lector a mirar lo cotidiano desde otros ángulos. Me valgo a menudo de la psicología y la antropología, disciplinas que me apasionan y de las que me nutro.

5- ¿Se cumplieron los objetivos?
Según me han dicho los lectores que me escriben, sí, varias veces se han cumplido.

6- ¿Cómo escogiste los títulos?
Un par de veces los ha puesto mi editor; el resto han llegado solos, como una imagen que se instala en mi cerebro y de la cual ya no es posible desprenderme.

7- ¿Qué fue lo más importante de publicarlos?
La sincronía inesperada, todas esas veces que alguien me ha escrito o que alguien me ha dicho de frente que se encontró a sí mismo en algún texto mío.

8- ¿Qué sentiste al tenerlos en tus manos por primera vez?
Siempre siento una alegría inmensa.

9- ¿Cómo los promocionaste?
Pues no solía hacerles promoción, pero de alguna manera se leían, de a poquito, un lector por aquí y otro por allá, el libro iba cumpliendo su destino. Cuando me encontré en la necesidad apremiante de alimentar a mi familia fue cuando comencé a promover mi obra, ya, con la intención de venderla, a través de las redes sociales. Más de una vez nos hemos alimentado mis hijos y yo, y he completado la renta, con lo que he ganado por la venta de mis libros.

10- ¿Qué repercusión tuvieron?
Tal vez esta pregunta la tendrá que responder el tiempo, pues no sé hasta qué punto puedo hablar de una repercusión. Hay personas que me han dicho que leer algún poema o alguna prosa, escrita por mí, les ha cambiado la perspectiva sobre algún tema o, al menos, les ha hecho analizarlo/sentirlo desde otros ángulos. Eso, para mí, ya es bastante.

11- ¿Anécdotas, experiencias, satisfacciones vividas con tus libros?
Muchísimas, solo mencionaré una: Después de un recital que hice en la librería Libélula, en Armenia, Colombia, un colectivo activista llamado Ítaca hizo una intervención en las calles con fragmentos de uno de mis poemas: “Me dormí con un Pit Bull y desperté con una cobra”, que habla sobre la violencia de género, y provocaron reacciones en espacios públicos. Me mandaron fotos de los carteles y fue muy emocionante.

12- A la distancia, ¿cómo los juzgas?
Cada uno en su dimensión dijo lo que tenía que decir.

13- ¿Cómo recomendarías sus libros?
Simplemente invitaría a leerlos como invito a leer la obra de otros autores y autoras locales. Cada uno de nosotros tiene algo que decir desde su experiencia y sensibilidad, y si el lector se siente a gusto ahí, entre esas letras, volverá por más.

14- ¿Qué aconsejarías a los autores que quieren publicar un libro y no saben cómo?
Que sean, antes que nada, buenos lectores; que pulan su obra y acepten la crítica objetiva; luego, que exploren editoriales; por ejemplo, están las de la Red de Editoriales Independientes del Noreste (REDIN), muchas de ellas tienen convocatoria abierta todo el año. También están las becas para escribir, y eso es un buen aval para después poner el libro a consideración en alguna institución cultural. Como editora, imparto talleres y doy asesorías para ayudar a concretar esta idea del libro.

15- ¿Tienes otros libros en el tintero?
Muchos.