GOMEZ12102020

HABLANDO DE LIBROS CON Romualdo Gallegos
Eligio Coronado

¿De qué trata tu libro «Espero verte pronto: niñas y niños escribiendo desde casa»?
Es el registro de experiencias de vida de alumnos en secundaria durante los momentos más críticos de pandemia, aquí en la ciudad. Con excepción de niños de otras comunidades y un niño de Uruguay que envió un cuento breve.

¿Cómo surge la idea de hacerlo?
Terminamos de colaborar en el libro «Memoria del Confinamiento 2020» y decidimos repetir la dosis, ahora con niños que sufrían el momento. Soy profesor de Español en la Secu 19, invité a los alumnos y les expliqué el proyecto. Les pedí que hicieran un dibujito para ilustrar los textos. La noche que surgió la idea, me tomaba una cerveza con el fotógrafo Rogelio Ojeda, urdíamos un proyecto de fotografía sobre el tema de los movimientos migratorios. Rogelio le dio una larga fumada a su Malboro y se quitó el fantasma de humo en el rostro. Dijo: “Hagámoslo”.

¿Cuál era tu objetivo al publicarlo?
Derribar el mito ese de que los niños no escriben. Avanzar hacia una pedagogía de acción e inclusión.

¿Se cumplió el o los objetivos?
Recibimos más textos de los que esperábamos y apoyo de docentes y la directora de la Secu. Hubiéramos querido hacer un gran tiraje, pero financiamos el proyecto con nuestro propio bolsillo. Sobornamos a dos o tres amigos. Esta historia sigue. Ya veremos.

¿Cómo escogiste el título?
No es fácil seleccionar el título. Duele la cabeza de no acertar y la promoción de las caguamas desapareció por esos días. El título me lo regaló mi nieta Roberta, un día que se despidió: “Nos vemos pronto” y subió al carro amarillo de su mamá.

¿Qué fue lo más importante de publicar este libro?
Me obligué a leer de pedagogía y literatura infantil. Huir de las ruidosas discusiones que te llevan al País de la Nada. Aprendí que se pueden hacer cosas en este país de payasos políglotas y políticos soñadores de paraísos fiscales.

¿Qué sentiste al tenerlo en tus manos por primera vez?
Cuando me lo entregó el impresor sonreí. Y cuando sonrío, me da por creer en la reencarnación, pero yo con un infierno tengo.

¿Cómo lo has promocionado?
Diseñé un campaña internacional que incluye un tema interpretado por Calle 13, pero René Residente no me contestó el Whatsapp. A Pandora le interesó. ¿Tú cómo ves?

¿Qué repercusión ha tenido?
Soy una persona predecible, de seguro mañana me levanto a correr y a cortar mandarinas porque tengo un árbol de mandarinas con quien mantengo un diálogo inteligente. “Ponte a leer y escribe”, me dice el árbol.

¿Anécdotas, experiencias, satisfacciones vividas con este libro?
En reunión Zoom con los compañeros de la escuela dije unas groserías impublicables, mientras se discutía el lenguaje inclusivo. La directora me pidió respeto.

A la distancia, ¿cómo lo juzgas?
Un líder sindical me ofreció una reedición, pero ya ves cómo son los líderes sindicales. Pero sigo creyendo en el genio de la lámpara mágica.

¿Cómo recomendarías este libro?
Recomiendo este libro y todos los libros del mundo. Leer ya es una utopía. Ya ni las bibliotecas leen.

¿Qué aconsejarías a los autores que quieren publicar un libro y no saben cómo?
La ruta de los escritores que triunfan es hacerte vocal de Contarte, irte a la ciudad de México y desde ahí diseñar tu camino al premio Cervantes. De otro modo, eres hombre al agua.

¿Tienes otros libros similares en el tintero?
Sí, escribo un libro sobre la aplicación de la historieta en el salón de clases, como generadora y liberadora de emociones. Así que tengo a los alumnos trabajando en el proyecto. Y claro me ayudan el profesor Julio y la profesora Jacinta. Y espero que me disculpen la dire y el sub.