PEREZ17102022

Hidalgo: la disputa por Pachuca
Pablo Vargas González

Pachuca.- Dentro de la macro elección de 2024, en México concurren elecciones locales en varios estados, de congresos locales y municipios. En el estado de Hidalgo se realizarán seis tipos de elecciones: presidencial, senado, diputados federales, las locales para el Congreso, y en los 84 municipios. Claro que en la lucha por el poder político no hay plaza pequeña, todas son de valía, todos los votos suman o restan.

Sin embargo, hay prioridades y puntos estratégicos en el territorio, donde se debe de poner mayor atención por parte de los grupos y partidos políticos. En ese caso se encuentran las grandes ciudades y los municipios de importancia política regional. Tal es el caso de Pachuca, Mineral de la Reforma, Tulancingo, Tula de Allende, Ixmiquilpan, Huejutla, Apan, Tepeapulco, Tizayuca, Actopan, entre otras, junto a las 18 cabeceras distritales.

Los grupos políticos y económicos ponen en el centro a Pachuca, la ciudad capital, como Joya de la Corona, por ser la sede de los poderes locales, económicos e instituciones de salud y educación; además, es el lugar de concentración urbana y regional.

En Hidalgo, la transición política fue cruenta y difícil por los intereses económicos y políticos en juego, el remplazo del sistema de partido predominante, con una cultura política autoritaria y caciquil; no fue fácil. Fueron décadas de gobiernos de saqueo, ineficiencia y corrupción, prácticamente en todos los rubros.

En 2018 fue el punto de quiebre definitivo, con el triunfo de AMLO, contundente e indiscutible, que abrió las puertas para que se ampliara la democratización local en estados, municipios y congresos locales. Pero en Hidalgo no estaban de acuerdo en ceder el poder fácilmente. En 2022 hubo elecciones municipales, donde se aplicó una “Elección de Estado”, fraudulenta, a la vieja usanza, con toda la maquinaria gubernamental, con el consentimiento de Omar Fayad Meneses, hoy inexplicablemente premiado en Noruega.

En las elecciones municipales de 2022 se tenía la expectativa de que Morena iba a dar el salto de la marginalidad al poder municipal, derivado de los resultados de 2018. En enero de ese año, las encuestas (Mitofsky) marcaban un 33% de posicionamiento inicial de Morena, y se esperaba que este partido ganara más de 50 de los 84 municipios. La elección de Omar Fayad se ubica como la última elección de viejo régimen, donde se utilizaron todas las prácticas del viejo PRI para derrotar a Morena.

Fue el caso de Pachuca, donde no hubo limpieza ni respeto mínimo a la ley; se utilizaron las estructuras formales e informales para mantener al candidato del gobernador Fayad. Una campaña de todos los partidos contra el candidato de Morena, una operación de guerra sucia y de odio, campañas negras y de propaganda apócrifa; hubo varios días de “brigadas” falsas, entregando miles de volantes contrarios, destrucción de propaganda, desde el principio campañas para impedir que la gente saliera a votar, inclusive en Pachuca se detuvieron a seis autos que recorrieron las colonias desde las 12 horas. La omisión de los OPLES ante claras anomalías, durante las diversas etapas del proceso.

La suspensión del PREP y la operación de un programa “sustituto” dieron al traste con la confianza electoral; no solo no funcionó, sino que permitió que los resultados electorales fueran cambiados en el cómputo municipal. La compra y coacción del voto, operativos tan burdos como el “carrusel” y “ratón loco”, el rebase de gastos de campaña y otras decenas de irregularidades.

Hoy nuevamente, la disputa electoral está en ciernes. Por una parte la ciudadanía pachuqueña está harta de corruptelas y malos gobiernos del PRIAN y de grupos políticos que solo quieren saquear la ciudad. En Morena está claro, tiene dos posibilidades: dar continuismo con gobernantes sin proyecto, o bien iniciar una nueva etapa de gobiernos progresistas, que representen los proyectos de cambio de la Cuarta Transformación. Sinceramente, no hay otra.