Saltillo.- Para los observadores que siguen cotidianamente las acciones de los mandatarios políticos, cada detalle revela valores y convicciones puestos en práctica a favor o en contra del bien común en la política; la carrera de Angela Merkel muestra que ella ha sido una lideresa que enfrentó con mediano éxito al patriarcado, se casó dos veces, pero no tuvo hijos.
En Alemania el feminismo tiene raíces antiguas, se inició en la 2ª mitad del siglo 19 y se considera a Clara Zetkin, como la madre de este movimiento, ella luchó por la creación del Día Mundial de la Mujer, aunque a causa del surgimiento del fascismo se vio obligada a exiliarse en la Unión Soviética en 1933.
Una heroína, voz del movimiento obrero alemán lo fue sin duda Rosa Luxemburgo quien fundó el movimiento comunista espartaquista. Después de su asesinato en enero de 1919, aproximadamente un millón de personas lloraron en su funeral.
Ursula von der Leyen, médica y política alemana, es ahora presidenta de la Comisión Europea, ha trabajado arduamente a favor de la infancia y los derechos de las mujeres; primero encabezó el Ministerio de la Familia, luego el Ministerio de Trabajo, ahora es ministra de Defensa. Aunque hay más mujeres involucradas en la política, lo más probable es que ellas se resignen a ocupar los ministerios "blandos" como Salud, Familia o Justicia.
La escueta enumeración es un leve indicio de que el feminismo alemán está vivo. Angela Merkel accedió en el gobierno a puestos directamente asociados a las demandas de igualdad de las mujeres. En 1991 es nombrada ministra para la mujer padeciendo por parte de los hombres tratos sexistas, pero sin soltar sus armas, estrategia y tesón, recibió muchos ataques por lo que tácticamente evitó usar el término feminismo durante mucho tiempo.
En la Cumbre de Mujeres del G-20, a pregunta expresa, con titubeo, manifestó que no quería ponerse la medalla de feminista, sabía que era una mujer trabajadora, por sus orígenes y sufrió los estereotipos de género, sin embargo, durante sus mandatos se aprobaron leyes y políticas familiares progresistas en las que el objetivo era llegar a una distribución justa de tareas para incrementar la igualdad de géneros.
Durante el mandato de Merkel se ampliaron los derechos de guarderías, las prestaciones para padres y madres, una nueva regulación facilita la reincorporación laboral para madres jóvenes, de manera que ahora como nuca más mujeres viven por sus propios ingresos, la tasa de empleo femenino creció un 13 % desde que Angela asumió el cargo como canciller, pero aún siguen siendo las mujeres quienes detienen sus estudios profesionales para hacerse cago del cuidado de sus hijos; casi la mitad de las mujeres en Alemania trabajan tiempo parcial, cerca de un 25% de los hombres ejercen en su trabajo la baja por paternidad quedándose en casa por 3 meses con sus recién nacidos, cifras que casi se duplicaron a partir de 2009, a pesar de los avances se dan casos de mujeres que son despedidas de sus empleos a causa de embarazos o por tener bebés.
Hay una nueva generación de políticas, ellas en sus parlamentos han instalado habitaciones para juegos y un área para amamantar a los bebés, eso ya es normal en algunos parlamentos europeos.
Por otro lado, la representación de las mujeres en los parlamentos sigue siendo más baja que la de los hombres y las mujeres siguen teniendo menor representación en puestos ejecutivos.
Merkel admite que esperaba que los cambios fueran más fáciles de implementar, no obstante, se sigue trabajando para que los puestos directivos en su gobierno sean ocupados por mujeres.
Se preguntará, ¿para qué dar tanta información sobre un gobierno europeo? La idea es que tratándose del país en donde gobierna la mujer más poderosa del mundo, resulta difícil superar las desigualdades del sistema patriarcal y vencer la inequidad de género, imagínese acá.