Saltillo.- No hay duda, la 4T está operando, no en un cambio de gobierno, éste es un cambio del régimen que surgió de la Revolución Mexicana en las primeras décadas del siglo 20, es una transformación intensa, aguda del sistema político en sus prácticas, tradiciones y rutinas, especialmente las del sistema neoliberal que significó la minimización del Estado, el predominio de las fuerzas del mercado; muchos no alcanzan a verlo y afirman, “este es un sistema patito”.
El gobierno federal de López Obrador comenzó cerrando los Pinos, la casa presidencial en la que los gobiernos del PRIAN disfrutaban de todo tipo de lujos, se dispensaban costumbres suntuosas sin rienda ni control alguno, hoy es la casa del pueblo de México, igual el ostentoso avión presidencial fue inhabilitado.
Ahí está la transformación en contra de los abusos ilegales antes apadrinados por las más altas esferas del poder federal en beneficio de sus cuates, cómplices de los presidentes y secretarios de Estado, como la condonación de impuestos a los más ricos, dueños de las grandes empresas, la discrecionalidad en el funcionamiento de los fideicomisos, la cancelación del Outsourcing, subcontratación laboral que optimizaba las ganancias empresariales en contra de los derechos de los trabajadores además de una forma de defraudación al fisco.
La pandemia evidenció a un sistema de salud pública saqueado, de manera que este gobierno federal en tiempo récord reconstruyó más de 300 hospitales inconclusos y rehabilitó otros tantos, además del terrible abandono de la salud pública sin políticas de prevención ni de alimentación, resultado, se tienen los primeros lugares mundiales en diabetes, obesidad y sobrepeso seguidos de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, contubernios con las empresas refresqueras que promueven hábitos alimenticios nocivos para la salud, en esencia para la niñez y la juventud, en general una problemática que complica la curación del Coronavirus, todo esto no lo quieren admitir los Frenaaa ni el PRIAN.
El obradorismo está en un proceso de recuperación del poder presidencial, el que fue abandonado desde la presidencia de Vicente Fox que dio a los gobernadores dinero del petróleo a manos llenas, de lo cual Coahuila sabe bastante, ahora, con la austeridad que impone un Estado federal saqueado -penetrado en algunas zonas por la delincuencia organizada- AMLO está recuperando el poder presidencial, que estaba suelto, lo cual está provocando malestar, ante todo en los que disfrutaban de las dádivas y de los privilegios de la corrupción, que no son pocos.
El presidente López Obrador tuvo la valentía y la sensibilidad de referirse en su 2° informe a las áreas en dónde su administración no ha tenido los resultados esperados, como en el combate a la pandemia, la que ha sido el mayor obstáculo para el avance de la 4t.
Por otra parte, se ha informado que existe la posibilidad de que el gobierno adquiera, más de 34 millones de vacunas para combatir al Covid-19 lo que en verdad podría ser el principio de, ahora sí, una nueva normalidad.
Lo que es claro es que, por el momento, el control presidencial es necesario para poner orden en la casa; mientras el Poder Legislativo recupera un equilibrio entre las fuerzas políticas, lo cual no parece que será inmediato, y el Judicial igual alcanza la fuerza legal necesaria en el contrapeso de la Ley que por ahora no tiene a causa de la corrupción que arrastraba; que el presidente tome las riendas para dar rumbo al cambio debe verse como natural y necesario, porque el camino del PRIAN se anuló a sí mismo, basta ver su poco peso en el poder Legislativo.
Hay graves asuntos pendientes, como el de la seguridad, que avanza a paso muy lento, la violencia se arraigó con mucha fuerza y el avance para combatirla se ve pausado, porque nada se da de un día para otro y la 4T va.