Monterrey.- Tomando prestada una fuente narrativa de Milan Kundera en el libro de La risa y el olvido. La desaparición de Roy Rivera, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL eclipsó rápidamente el asesinato de Jorge y Javier, alumnos del Tec de Monterrey. El asesinato de Fidencio García Neri hizo olvidar rápidamente el asesinato de Lucía Quintanilla, alumna de la Facultad de Artes Visuales; etcétera, etcétera, hasta el más completo olvido de todo por todos.
Este lunes 7 de marzo se cumplen 10 años del asesinato del alumno de sociología de la UANL, Fidencio García Neri (“Suri”), como lo conocimos. Murió en una refriega entre bandas criminales cuando realizaba tareas de servicio social en una colonia popular de San Nicolás de los Garza. Cientos de estudiantes y algunos profesores marcharon para exigir justicia y que la UANL alzara su voz y usara sus saberes universitarios para enfrentar el flagelo de la violencia. Pero lo que siguió fue el silencio y el olvido.
En una ciudad moderna como Monterrey, los acontecimientos suelen pasar vertiginosamente, los cuales rápidamente son sustituidos por otros. Desde el asesinato de Suri, en aquel invierno del 2012, en la ciudad han ocurrido otros miles de crímenes y cientos de desaparecidos. Que si no fuera por madres, familiares y amigos solidarios, no estaríamos recordándolos y buscándolos.
Con la idea de ver a la UANL como una isla bonita, en medio de la degradación social, pobreza creciente y violencia generalizada en el estado, las autoridades han querido borrar de la memoria acontecimientos que nos han lastimado como universitarios, como el que hoy nos convoca; pero también los sucesos del 2 de octubre de 1968, tampoco se honra a los estudiantes asesinados el 10 de junio de 1971, quienes enarbolaron las demandas de los universitarios de lo que hoy es la UANL.
Para las nuevas generaciones de alumnos y maestros, los tradicionales y anquilosados símbolos universitarios perdieron su poder significante, lo que se explica en parte porque las mismas autoridades de la UANL se encargaron de vaciarlos de contenido, como es el caso de la autonomía universitaria. De ahí el temor de construir memoriales que resulten significativos para los universitarios: opresión, libertad, justicia, educación crítica.
Después de cuatro décadas de opresión y dominación, los universitarios ya no sabemos cuándo las autoridades universitarias van a gritar qué pensamiento, qué acción, qué actividad subvierte. Pese a ello, el acto que realizaremos en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL este miércoles 9 de marzo, no solamente es para recordar a Suri: el amigo, el alumno, el hijo, el hermano, el novio muerto; también es un acto para recordar y recordarnos lo que nos dice Milan Kundera: La lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido.
[* Autor del grabado: Raúl Márquez.]