PEREZ17102022

Industrialización y clase obrera en Monterrey*
Lylia Palacios**

Monterrey.- El disfrute de la lectura de este libro tiene un motivo que les quiero compartir, porque me resulta tan importante como el contenido del mismo, del que seguro hablarán mis compañero de mesa. Al leerlo me fui hasta la segunda mitad de los años 70, cuando estudié Sociología en esta universidad.

Al ir leyendo me sentí como el severo crítico de cocina en la película Ratatouille, cuando al comer se va a su feliz infancia en la cocina de su madre; a mí este libro me envió a los mejores momentos de mi vida como estudiante.

En el aula, Lutz Brinckmann, el historiador y antropólogo, nos llevaba a los puertos ingleses, a los talleres fabriles y sus inhumanas condiciones de trabajo, y recorríamos los barrios misérrimos de los nacientes obreros, aquellos campesinos expulsados de sus campos, despojados de sus medios de producción, para llenarlos de ovejas para la naciente manufactura textil mecanizada propiedad de la burguesía en ascenso. Despojo, miseria y explotación, así nacía el capital, “chorreando sangre”. La llamada acumulación originaria, la situación de la clase obrera en Inglaterra, el manifiesto comunista… era el curso de historia del capitalismo europeo.

Con Hernán Aldrete nos complicábamos la vida tratando de comprender El Capital, aunque nos dosificaba la dificultad leyendo Salario, precio y ganancia; y si no había de otra recurrimos varias veces a uno que otro manual, como los comics del gran Rius.

Mario Cerutti nos ubicaba en América Latina con sus historias de estados nacionales e integración al capitalismo que expandía mercados, que extraía minerales, materias primas y alimentos para proveer fábricas y mesas obreras en Europa. Las burguesías locales aliadas y subordinadas al capital extranjero que suministraba máquinas y herramientas aquí inexistentes, expoliaban recursos naturales y recurrían a toda forma de explotación pre-capitalista: haciendas campesinas, trabajo esclavo, hasta imponer su modo de consumir la fuerza de trabajo: el asalariado. Latinoamérica entraba a la división internacional del trabajo ocupando su lugar como economía primario-exportadora, agrícola y minera. Las lecturas eran de la escuela de la CEPAL desarrollista y de la naciente Teoría de la Dependencia.

Nuestros bonus formativos fueron las conferencias de Ernest Mandel, de Agustín Cueva, entre los que más recuerdo, que llenaban el auditorio de estudiantes deseosos de entender la complejidad del sistema mundo capitalista, para ver si podíamos comprender el lugar de nuestro país, de nuestra ciudad.

Era el Monterrey tenso y conflictuado de los 70, el segundo round (el primero es el de los años 30) de confrontación entre la burguesía industrial regiomontana y el gobierno federal; por su parte, obreros, colonos y estudiantes tomaban las calles, la fábrica, la escuela, exigiendo democracia y más salario, materialización del derecho a la vivienda, acceso popular a la educación universitaria.

Frente a una élite empresarial controladora del discurso hegemónico del “trabajo y el ahorro” y la colaboración de clases, de la política patronal autoritaria, del control gremial del sindicalismo blanco y charro, se levantaba la resolución radical de jóvenes estudiantes, de profesionistas y algunos obreros que no encontraban salida al carácter represivo del Estado y la burguesía. No es por casualidad que esta ciudad sea la cuna de las dos organizaciones urbanas político militares más influyentes del siglo XX: las FLN/EZLN y la LC23S.

En las aulas leímos y aprendimos de apreciados maestros; en la calle vivimos la solidaridad con quienes luchaban por sus derechos.

***

Pero perdimos y es sano comprenderlo. El desmantelamiento de los derechos laborales, el abandono del Estado de sus responsabilidades sociales, la derrota y desarticulación del obrero colectivo que se identificaba gremial y culturalmente, la imposición de un lenguaje lleno de eufemismos, que sepultó al lenguaje clasista (al autoempleo, “emprendedurismo”, p.e.), el imperio del individualismo que distrae su soledad con el consumismo material e inmaterial. Estos y otros aspectos relevantes caracterizan hoy la sociedad capitalista en su colapso, en su pos-industrialismo, y está presente en nuestras universidades, en todos sus órdenes. Y un orden es el académico: ¿qué interesa que aprendamos y cómo se enseña en las aulas? ¿Qué es la investigación académica y cuáles son sus propósitos sociales?

Desde ese orden, el libro de Iván no es una reliquia, no es un estudio “pasado de moda”, es una campanada que ojalá les mueva a voltear y recuperar en el aula universitaria la historia como proceso complejo y contradictorio, esa historia que se archivó porque habla de plusvalía, de lucha de clases, de explotación asalariada, dejando de estar a tono con el espíritu del “fin de la historia”, de la competitividad, del capitalismo salvaje, de la sumisión cognitiva, del sálvese quien pueda.

Con el título del libro Iván nos dice desde dónde mira este proceso histórico, se cuadra al lado de la clase que vive del trabajo, apuntando hacia la formación y carácter de una clase obrera industrial. Contingentes de asalariados que en su decurso aprenderán a reconocer fuentes y responsables de su precariedad, y actuarán conforme fueron adquiriendo mayor conciencia política: desde la mutualidad hasta la constitución del sujeto colectivo capaz de parar la producción mediante la huelga.

Ahora bien, el libro no tiene como prioridad extenderse en la historia obrera, sino abonar a la comprensión del contexto sistémico que propicia las relaciones sociales capitalistas en esta parte de América, presentando con una clara propuesta teórico-metodológica lo que define como raíces históricas profundas y generales de la industrialización y conformación obrera, como una propuesta de análisis más deslocalizado.

Hay un aforismo de Lichtenberg, que más o menos dice que: debemos escribir poco, pero que se note que leímos mucho. Eso pasa en este libro de menos de 130 páginas, donde el autor condensa en sus páginas la lectura evidentemente minuciosa de autores por nosotros conocidos: Vizcaya, Rojas, Flores, Vellinga, Cerutti, González Quiroga, Saragoza, de León, González Maíz, Snodgrass, entre otros. Su lectura está lejos de la repetición cansina que luego llena inmisericordemente páginas y páginas de citas de algo que le dan por llamar “marco teórico”, en ese infructuoso ejercicio de transcribir de libro en libro sin que, en su gran mayoría, logremos saber lo que piensa quien transcribe.

Desde el primer capítulo, Iván abre el abanico para observar en sus diferencias, las semejanzas históricas entre Monterrey y Sao Paulo, norte y sur latinoamericano, ejemplos, entre otras ciudades, de una llamada industrialización temprana: mineral y café, las materias primas a exportar para insertarse en la dinámica ya madura del capitalismo industrial. El autor encuentra en el esclavismo americano y en el imperialismo como fase monopolista del capital, raíces históricas que catapultaron, el primero, las bases de acumulación de capital comercial; y el segundo, su orientación hacia la gran industria como forma de inserción en la dinámica global del capitalismo. Este capitalismo decimonónico subordinado, sin revolución industrial ni tecnología propia, basó la obtención de plusvalía mediante la superexplotación de la fuerza de trabajo obrera.

El texto recupera la visión crítica de la economía política para exponer el proceso de formación de acumulación y posterior industrialización, la que se explica más allá del “espíritu emprendedor” de hombres industriosos, más allá de las pretensiones de “excepcionalidad” e “insularidad” que pueden complementar, pero no explicar, un proceso histórico de tal calado.

Para el caso de Monterrey, que es la parte medular del texto, la posibilidad de reconocer los aportes de investigación, pero también cuestionarlos y proponer una mirada más amplia y sistémica, implicó dos tareas: leer a conciencia una amplia literatura sobre la industrialización regiomontana, así como sobre la formación de la clase obrera, y contar con un corpus teórico que se remite a la obra marxiana y a la teoría de la dependencia (Marini, Vambirra, Dos Santos, etcétera), primera propuesta teórica elaborada desde y para Latinoamérica, para explicar la dialéctica del capitalismo dependiente, no como un proceso inconcluso o gradualista, como lo afirman las tesis de Rostow (el del Manifiesto no comunista), sino como el carácter y lugar a ocupar dentro del sistema mundo capitalista, con todos los cambios e ilusiones desarrollistas que nos sigan vendiendo.

La teoría de la dependencia logró sacudir la validez de la historia aceptada de la escuela desarrollista; la mella tuvo un carácter profundamente político, similar en su proporción correspondiente, a la que el marxismo no dogmático causó a la economía liberal. Pero de ese tamaño fue la contraofensiva del poder, en el terreno académico vimos cómo se vulgarizó y luego se desterró de programas y aulas la enseñanza de la economía política y las ciencias sociales no positivistas. De aquí la importancia del trabajo que ahora presentamos.

Y quiero terminar con un reconocimiento y reivindicación a los autores mexicanos que Iván también retoma, académicos de la universidad nacional, como Alonso Aguilar Monteverde y Fernando Carmona, que crearon la publicación de análisis político y económico más importante surgida de una universidad pública, Estrategia, revista de análisis político, que apareció en 1975 como publicación bimensual, con un tiraje de 6 mil ejemplares. Su contenido con secciones nacional, latinoamericana e internacional, elaborado con notable rigor académico, nunca escatimó en traslucir su compromiso político e ideológico. Otros tiempos de ser universitario.

El enfoque teórico que recupera Iván, mantiene una vigencia que nos debiera mover al menos a la curiosidad intelectual, ya sea en las aulas o en el heroico autoaprendizaje.

Gracias Iván, por la seriedad de tu investigación y por recordarnos que un árbol no se explica a cabalidad si no comprendemos el contexto que le da vida.



* Texto leído en la presentación del libro de Gustavo Iván López Ovalle, Raíces de la industrialización y la clase obrera en Monterrey, 1890-1930. Colección AMM24. Estudios históricos. Monterrey, 2024. Sala Minerva Margarita Villarreal, Capilla Alfonsina, UANL, 12 de septiembre de 2024.

** Catedrática jubilada de la UANL.