Puebla.- Gracias a la magistral obra de John Keane (Vida y muerte de la democracia) recordamos al que probablemente es el plebiscito más famoso en la historia de la cultura occidental. Está en los cuatro evangelios. Poncio Pilatos, renuente a crucificar a, le ofrece a la multitud liberarlo, y sacrificar en cambio a un acusado de homicidio, Barrabás.
El plebiscito a mano alzada, o más bien a gritos, niega el intercambio y exige crucificar a Jesús.
No importa tanto aquí si se trata de un hecho histórico o de una metáfora, o de las dos cosas. Importa si nos dice algo sobre la verdad: que una multitud puede equivocarse drásticamente cuando decide, que puede liberar a un asesino y mandar a la tortura y al martirio a un buen hombre.
Aunque poco o casi nada se ha analizado y discutido sobre las virtudes, límites y perversiones de los plebiscitos y otras formas de consulta popular, sí contamos con una obra que da luz sobre el tema, “Consulta popular y democracia directa”, de Jean Francois Prud’Homme, (INE, segunda edición 2019, https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2020/02/cuaderno_15.pdf).
Se trata de una investigación bastante completa, seria y mesurada. Entre otras cosas, revisa con profundidad tres cuestiones: los tipos de mecanismos de la democracia directa, las experiencias internacionales en las que han sido aplicadas, y las condiciones para que sean “verdaderos ejercicios democráticos y no meros instrumentos de manipulación de la opinión”.
Las tres cuestiones enriquecen notablemente nuestra comprensión de los límites y los alcances de estos mecanismos. No son antagónicos con la democracia representativa. Lejos de excluirla, pueden mejorar su calidad, si las condiciones en las que se realizan son las adecuadas. De lo contrario el resultado será el deterioro de esa calidad.
En la segunda edición, publicada en 2019, el autor reflexiona sobre la situación de estas formas de democracia directa en nuestro país. Menciona que ha habido un movimiento pendular: por un lado, las condiciones legales para la realización de estos instrumentos son tan exigentes, que los han hecho irrealizables. Por otro, consultas recientemente realizadas, han omitido totalmente esas condiciones, con lo que pierden su valor de ejercicio ciudadano democrático.
Lectura obligada esta investigación de Prud’Homme, para distinguir cuando una consulta es un mecanismo democrático, y cuando es resultado una manipulación de intereses o de afectos desbocados, como fue el caso de Barrabás.
* Profesor de la UDLAP.