Puebla.- La lista de los políticos mexicanos corruptos es larga y ominosa. Pero ninguno había implicado en sus ilícitos a su esposa, a su hermana y hasta a su propia madre, como lo hizo Emilio L. Es triste que la palabra de este individuo se esté tratando de utilizar para “moralizar” nuestra vida pública.
Los malos resultados ya están a la vista. Lejos de la aplicación de la ley, lo que tenemos es un tremendo chismerío. Lejos de un Estado de Derecho tenemos un Estado fallido.
El chismerío que surgió desde el gobierno fue respondido por sus opositores. El presidente promovió que los videos de funcionarios del Senado recibiendo dinero se difundieran. No esperaba que sucediera lo mismo con los de su hermano Pío.
Habrá que ver los efectos políticos. Los de corto plazo en las encuestas de aprobación del presidente. Puede que no afecten mucho. El presidente tiene una base electoral sólida, que no se deja influir por estos hechos.
Lo más probable es que esa base electoral crea en la justificación de nuestro gobernante: esos millones que recibió Pío no son corrupción, son colaboraciones. Pocos se enterarán que es claramente una violación de la ley. O si se enteran no les importará: consideran que la justicia está por encima de la ley.
Y la justicia ellos mismos la definen. Como la esposa del presidente, que hizo una analogía curiosa: las donaciones que Leona Vicario recibió para apoyar la independencia. El mensaje tácito es que, si la causa es buena, las transferencias de millones son buenas. ¿Que violan la ley? ¿A quién le importa la ley si estamos defendiendo nuestra causa?
El presidente recurrió a otro personaje histórico, Gustavo Madero, hermano de Francisco, quien, dijo, donó dinero para la revolución de 1910. Consideró que era un donativo del pueblo. ¿Quiénes son el pueblo? Los Madero eran una de las familias más ricas de la época. Si están con la causa con que simpatizo, son pueblo. Si no, no.
Preocupa lo que está detrás de estas afirmaciones: yo defino la realidad. Yo decido qué es válido y qué no. En función de mis ideas, que suelen reflejar mis intereses.
No parece que los efectos a mediano y largo plazo todo esto sea favorables para nuestro interés público.