GOMEZ12102020

INTERÉS PÚBLICO
El país de los elefantes blancos
Víctor Reynoso

Puebla.- Para algunos la distinción izquierda-derecha resume los principales aspectos de la política. Para otros, esta distinción más bien oculta lo importante. Un aspecto para reflexionar al respecto es el presentado por Julio Franco Corzo en su libro más reciente, El país de los elefantes blancos (IEXE editorial, Puebla, 2021).

     Un elefante blanco es fácil de identificar: “obras de infraestructura que tienen muy poca utilidad para los ciudadanos o que, de plano, no sirven”. Franco los caracteriza como “desastres gubernamentales”. Con razón: en un país con tantos problemas, y con tan pocos recursos, que éstos se desperdicien es un desastre.

     Hay que recordar que no todo lo que hacen los gobiernos son políticas públicas. Hay cosas distintas a esas políticas, como los planes de desarrollo y las decisiones políticas. Y hay cosas contrarias: las ocurrencias, que dan lugar a elefantes blancos.

     Franco señala que, contrariamente a lo que muchos piensan, estos desastres no son producto de la corrupción. Hay un patrón en los mismos, y ese patrón es el objetivo del libro. Son buenas intenciones, en las que algo falla.

     El patrón de los elefantes tiene que ver con cinco “lecciones valiosas” presentadas en el libro:

     La primera: no se realizaron análisis de factibilidad “financiera, legal y política”.

     Segunda: el líder del proyecto no tuvo las competencias técnicas adecuadas ni la experiencia para realizar el proyecto.

     Tercera: no hubo un análisis adecuado del problema público a resolver, ni un análisis del costo-beneficio.

     Cuarta: el ego de los políticos prevaleció sobre el interés público.

     Quinta: los gobiernos (federal, estatales o municipales) contaban con insuficientes “capacidades institucionales” para realizar los proyectos.

     Hasta aquí Franco. Todo esto suena lógico en sí mismo, y es demostrado a lo largo del libro. Durante tres años se investigaron a profundidad 621 casos. 32 de ellos, uno por estado, se presentan en el texto.

     Es interesante que, a pesar de la contundencia del planteamiento, todo esto parece ser ajeno a la opinión pública y a la opinión publicada en nuestro país. Achacamos todo, o casi todo, a la corrupción. Pero muchos desastres gubernamentales tienen más que ver con el ego y la ineficiencia. Con la incapacidad de hacer diagnósticos adecuados. Con la falta de competencias humanas e institucionales. Todo esto ¿es de izquierda o de derecha?