GOMEZ12102020

INTERÉS PÚBLICO
Selección de candidatos
Víctor Reynoso

Puebla.- Todos los partidos políticos, independientemente de sus principios o ideología, enfrentan dilemas en la nominación de sus candidatos. Muchos militantes quieren ser candidatos, pero solo puede haber uno de cada partido para cada cargo de elección.

   Al menos dos cuestiones están en juego en las nominaciones: la unidad interna y la selección de los mejores, mejores como candidatos y luego mejores como gobernantes y legisladores.

     Hay dos casos paradigmáticos en los que falló la primera cuestión en nuestro país: las candidaturas para presidente de la República del PRI en 2006 y del PAN en 2018. En ambos casos, el presidente nacional del partido quería también ser candidato a la presidencia. Y lo consiguió, pero con altos costos: dañó la unidad interna de la organización y su propia imagen.

     En 2006 el PRI y en 2018 el PAN obtuvieron uno de sus peores resultados electorales en la elección presidencial La forma como se gestó la candidatura a la presidencia no fue el único factor que dio lugar a ese mal resultado. Pero sí fue un factor importante.

     Los métodos de selección de candidatos han variado mucho en nuestro país. El PRI clásico dejaba la última decisión en el presidente de la República. El método funcionó por décadas, pero es muy difícil de repetir.

     El PAN es el partido con una institucionalidad formal más consistente. Pero de poco sirven buenas reglas escritas si no son bien realizadas, si la ambición personal o de grupo cuidan la forma, pero no el fondo. En política no todo es “ingeniería institucional”: se requieren también buenos artistas y artesanos.

     Morena ha recurrido a mecanismos originales: encuestas y sorteos. Si tienen consenso pueden resolver la primera cuestión, el conflicto. Pero no siempre han tenido consenso. Las encuestas no siempre se hacen públicas, y esto genera descontento. Además, no es fácil interpretarlas ¿a quién se valora más, al precandidato más conocido, aunque tenga muchos “negativos”, o a un precandidato menos conocido, pero con muchas más posibilidades de crecer en la campaña?

     El sorteo es un mecanismo novedoso. Pero deja de lado la segunda cuestión ya señalada: elegir a los mejores. Puede resolver el conflicto interno (si es que hay consenso entre los participantes) pero puede alejarse de algo que espera la sociedad: buenos candidatos, que se transformen luego en buenos gobernantes y buenos legisladores.