Los que deciden en ese partido lo prefirieron sobre José Narro Robles, exrector de la UNAM y adversario de Moreno en la elección interna de 2019. Con eso los priistas mandaron un mensaje claro: optaban por las viejas prácticas de su partido, no por una renovación que pudiera atraer el voto de las clases medias e hiciera contrapeso al predominio morenista.
El priista no ha negado que ha dicho lo que las filtraciones dicen. Se queja de que son ilegales y alteradas. La impresión en la opinión pública creo que será clara y casi unánime: esos dichos expresan bien el perfil político del presidente del PRI.
Uso patrimonialista de los recursos públicos, desprecio por los periodistas, corrupción. Lo peor del viejo PRI que, nos dicen estos hechos, sigue siendo lo peor del nuevo PRI.
Para el exgobernador de Campeche sería una derrota personal si renuncia a la dirigencia. Si no renuncia, puede ser una derrota histórica para su partido.
Y quizá también para la Alianza por México. Para el PAN y el PRD mantener la alianza con un partido con ese dirigente no va a ser fácil. ¿Qué argumentos, qué narrativa, van a presentar a los ciudadanos para solicitarles el voto?
El gran ganador es Morena. Su narrativa se actualiza y recupera sentido: vean a los que gobernaron a México antes que nosotros. Vean al dirigente del PRI y a sus aliados.
Además de los audios, está el pobre desempeño del partido de Moreno. Está en el nivel más bajo de su historia. Y frente a un gobierno, el de Morena, que sería fácil presa de la oposición ante sus pobres resultados.
Ciertamente los resultados de las elecciones de gobernador responden a diversas causas, no todos imputables a la dirección nacional del partido. Pero la ausencia de un discurso opositor eficaz y de una selección adecuada de candidatos parecen ser uno de los factores decisivos de las derrotas priistas.
En conjunto, la política nacional no tiene buena cara. ¿Va a ser el espionaje lo que la defina? ¿Esperamos una guerra campal de audios y videos? O lo que quizá sea peor: políticos paralizados, y por tanto inútiles, por el miedo de que alguien saque sus trapos al sol.