El 22 de este mes murió el monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh. Autor de más de cien libros, traducidos a unos 40 idiomas; se le considera uno de los líderes espirituales más influyentes de las últimas décadas.
Sería interesante conocer otros datos, improbables: más que el número de libros publicados, el número de lectores que han accedido a ellos, y el número y la calidad de las lecturas que se han hecho de la obra del vietnamita.
No es la cantidad de volúmenes que salen de la imprenta lo que le significado a un libro: es el vínculo que establece con sus lectores, la calidad de lecturas a las que da lugar, la influencia de esas lecturas en la vida de quienes leen.
Por experiencia propia, creo que estos últimos datos serían muy impactantes. Pocos autores han logrado escribir con la claridad, la síntesis y la profundidad de Thich Nhat Hanh. Quizá sea exagerado decir, como se ha publicado en algunos medios, que es “el padre del Mindfulness”, o al menos el introductor de esta disciplina en occidente. Pero es muy probable que su influencia real sea mucho mayor que lo que muestran los fríos datos sobre el número de libros que escribió.
Además de autor de libros y de maestro en cursos sobre meditación, fue lo que ahora se conoce como un activista social. Luchó contra la guerra en su país y sus dolorosas consecuencias, lo que le valió el destierro. Actuó también en favor de los migrantes que huían de sus países en barcazas y que frecuentemente naufragaban.
De él escribió el monje católico Thomas Merton: “Thich Nhat Hanh es mi hermano en mayor medida que otros más cercanos a mí en raza y nacionalidad, porque él y yo vemos las cosas exactamente del mismo modo”. El monje vietnamita es uno de los principales constructores del puente entre las espiritualidades orientales y occidentales, entre el budismo específicamente y el pensamiento cristiano y las tradiciones científicas de occidente.
Le gustaba definirse como “poeta, jardinero y maestro del dharma” (enseñanzas budistas). En sus últimos años, sus discípulos le proponían construirle monumentos o templos en su honor. El rechazó esas propuestas: “cuando yo muera, estaré presente en su respiración”.
* Profesor de la UDLAP.