GOMEZ12102020

INTERÉS PÚBLICO
Narrativa divisoria
Víctor Reynoso

Puebla.- Ante alguna afirmación cuestionable de Donald Trump, alguien preguntó si el político estadounidense podía creer lo que decía. “Le está hablando a su base electoral”, fue la respuesta. Es decir, no importa si lo cree o no: está manteniendo, cultivando, su vínculo con los ciudadanos de los que depende su poder.

Puede ser algo normal y hasta positivo: mantener la lealtad hacia los ciudadanos. A menos que contradiga la realidad, que sobreponga clichés ideológicos a los hechos, que suelen ser necios y tomar venganza.

Es lo que preocupa en las declaraciones y las actitudes del presidente López Obrador en varios temas. Destaca recientemente su respuesta a los señalamientos de los gobiernos norteamericano y canadiense de que el gobierno mexicano ha incumplido cláusulas importantes del tratado de libre comercio en materia de energía.

Sería difícil que esos gobiernos hicieran señalamientos tan serios, que pueden llevar a conflicto legal de grandes proporciones, si no tuvieran un fundamento. La respuesta del presidente mexicano (dejando de lado que traspasó los límites de lo chusco, al presentar una canción de su paisano Chico Che) ha sido transformar un problema legal en un problema de lealtad a la patria.

No sabemos si realmente cree en eso. Podemos tener la certeza de que destacados miembros de su gabinete, la secretaria de economía y el secretario de relaciones exteriores, por ejemplo, no lo creen. No pueden creerlo.

Lo que se intenta desde el Palacio Nacional es mantener apoyo popular creando en el imaginario de la población un conflicto entre nuestro país y los vecinos del norte. Una invocación a la historia patria para niños, que ve en los Estados Unidos a nuestro principal enemigo.

El problema está en las consecuencias. El mismo López Obrador corrigió la vieja frase “pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, indicando que la vecindad con ese país es una bendición para el nuestro. Ahí están los datos de las exportaciones, de las remesas, del turismo.

Para la narrativa presidencial la patria está en la propiedad estatal de empresas como PEMEX y la CFE. Identifica el interés nacional con el Estado propietario. No importa que esas empresas estatales sean ineficientes y contaminantes. No importa si se demuestra que los privados, en ciertas circunstancias y con la debida regulación, favorezcan en mayor medida el interés nacional.

Preocupa que nuestro presidente esté actuando contra ese interés.