Esta conclusión se deriva de las ideas y los datos presentados por Rogelio Gómez Hermosillo en una conferencia presentada recientemente en la UDLAP. Los datos y los argumentos expuestos son convincentes: no hay política social que sustituya los ingresos que da un buen empleo. La respuesta contra la pobreza está ahí: más empleos y mejor pagados.
Gómez Hermosillo es una de las personas con mayor experiencia y reconocimiento, nacional e internacional, en la lucha contra la pobreza. No rechaza la política social. Al contrario. En casos, que pueden ser millones en nuestro país, es indispensable. Niños sin posibilidad de estudiar por limitaciones económicas; madres, o padres, sin acceso a guarderías; ancianos sin recursos básicos: requieren del apoyo del estado y de la sociedad para salir adelante. Para evitar una vida mísera y lograr una vida digna.
Pero para terminar o disminuir la pobreza se requiere crear más riqueza y repartirla mejor. Mientras en Estados Unidos los salarios representan el 55% del PIB, en México son apenas el 28%, expuso el conferencista.
Pocos mexicanos tienen acceso a un trabajo regular. Y la mayoría de esos pocos ganan mal: por debajo de lo indispensable para mantener una familia.
Añado algo que no expuso el conferencista: vivir en un país en el que se tiene acceso a trabajo digno e ingreso suficiente, libera y dignifica a la persona. Los subsidios gubernamentales, o la asistencia social, válidas y necesarias en muchos casos, las pueden limitar.
Si volvemos la mirada a nuestro país, podemos entender por qué la pobreza prácticamente no ha disminuido: los trabajos dignos y bien remunerados no han aumentado. En las últimas décadas no hemos tenido ni más trabajos, ni mejor pagados.
Esto incluye al gobierno actual. Lo asemeja a los anteriores. No ha generado empleos, ni ha logrado incrementar los salarios. Los incrementos al salario mínimo no inciden en los salarios reales.
Sin duda los esfuerzos por radicar la pobreza son prioritarios en nuestro país. “La pobreza tiene muchos inconvenientes”, escribió un clásico. “La pobreza es peor de lo que la imaginamos”, escribió otro. Pero esos esfuerzos deben tener lógica y sustento.
* Profesor de la UDLAP.