Destaca la reducción del presupuesto a organismos que el poder ejecutivo no controla: el INE, el INAI, la ASF, el Poder Legislativo, la COFECE, el IFT, el Consejo de la Judicatura. El mensaje en esto es claro: centralizar el poder, mermar el sistema de balances y contrapesos.
En contraste, organismos formalmente autónomos, pero en los hechos controlados por el presidente, mantienen su presupuesto: la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Fiscalía General de la República.
En la misma línea de concentración del poder está buena parte del presupuesto federal. Los megaproyectos: AIFA, Tren Maya, Refinería de Dos Bocas. Y la política social.
Empecemos por esta última. Comentaba en un artículo anterior que es indispensable para dar vida digna a diversos sectores de la población. Pero insuficiente para resolver el problema de la pobreza. Datos presentados por Rogelio Gómez Hermosillo sustentan ambas afirmaciones. Lo único que va a resolver la pobreza en nuestro país son empleos estables, formales y bien remunerados.
Claro que si el reparto de gasto público predomina sobre la creación de empleos, el gobierno puede tener bajo su control clientelar a millones de ciudadanos. No se resolverá la pobreza, pero sí la continuidad del grupo en el poder.
Un problema adicional: ¿quién va a pagar la política social? El gasto en este rubro aumenta. Pero la economía y los ingresos del gobierno no crecen en la misma proporción. ¿Serán los hijos y los nietos de los actuales beneficiarios los que tengan que pagar las deudas generadas por este gasto?
Los megaproyectos del presidente han requerido inmensas cantidades de dinero. No es claro que vayan a ser redituables. Todo indica que están costando más de lo que van a valer. Espero equivocarme, pero es posible que vayan a pasar a la historia como uno de los mayores despilfarros financieros en la historia del país. ¿Es corrupción dilapidar el presupuesto público de esta manera?
La concentración del poder en el ejecutivo no es novedad. El presidente actual ve con nostalgia la política mexicana anterior a 1982. Hacia allá va el castigo a los órganos autónomos.
Entre los que destaca el INE. Es claro que, si en lugar de esta institución, tuviéramos la que organizaba las elecciones en 1988 y años anteriores, Morena no estaría en el poder. Los morenistas no lo quieren o no lo pueden reconocer. Pero ese es un tema de otro artículo.
* Profesor de la UDLAP.