En el momento de escribir esta nota, el gobierno de ese país había reportado 700 ciudadanos judíos muertos y 100 secuestrados por Hamás. Y la muerte de unos 500 palestinos. Cifras que lamentablemente se multiplicarán.
Los enfrentamientos entre estos dos pueblos han sido frecuentes, con saldos trágicos y muy desproporcionados: las muertes palestinas multiplican por mucho a las judías. No había habido un caso con tal cantidad de ciudadanos israelitas fallecidos en un enfrentamiento armado.
Ante el brutal ataque de Hamás, se espera una reacción mucho más brutal del Estado de Israel. Los recursos de las dos partes en conflicto no tienen proporción. Hamás es un grupo amplio y bien organizado, su ofensiva actual muestra que cuenta con abundantes recursos militares y que había diseñado este ataque con anticipación y con una estrategia cuidadosa.
Pero Israel es conocido por su capacidad militar y de inteligencia. Ahora fue sorprendido, pero la sorpresa durará poco y la reacción será más que proporcional, por lo que hemos visto anteriormente y por la enorme diferencia de recursos. Y el encono de por medio.
Está además el contexto internacional. Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron ya su apoyo a Israel. Irán lo hizo con Hamás. El riesgo de que la tragedia se internacionalice ahí está.
La nueva guerra es una desgracia que aleja la posibilidad de una convivencia pacífica entre judíos y palestinos en el mismo territorio.
Robert Wright, en su libro Nonzero, hizo una pregunta aparentemente sin sentido hoy día: ¿avanza la humanidad en alguna dirección? Y da una respuesta todavía más extraña: sí. Considera que las relaciones en nuestra especie van de juegos de suma cero y de suma negativa, a juegos de suma positiva.
Simplificadamente, un juego de suma cero es el robo: lo que gana el ladrón lo pierde el propietario original. Un juego negativo, en el que todos pierden (aunque no pierdan lo mismo), es la guerra. El comercio, por el contrario, es un juego de suma positiva: ganan el vendedor y el comprador.
Lo que estamos viendo en Israel niega este avance. La suma positiva estaría en que palestinos e israelíes pudieran convivir política, cultural, comercialmente, en los territorios que ocupan. Por ahora tenemos sumas negativas, en el corto, el mediano y probablemente en el largo plazo.
* Profesor de la UDLAP.