GOMEZ12102020

INTERÉS PÚBLICO
Todos ganan
Víctor Reynoso

Puebla.- Dicen que el buen árbitro (como el buen político) más que verse, debe sentirse. Poco se vio el INE, nuestro árbitro electoral, el pasado domingo. Pero todos lo sentimos como el piso firme sobre el que pudimos caminar y sostenernos la pasada jornada electoral.
Hasta quienes lo habían denostado hasta amenazarlo de desaparición, festejaron lo vivido el 6 de junio.

     Tirios y troyanos, romanos y cartagineses, se han apoyado en los datos que el INE nos presentó de manera puntual y rigurosa al final de la jornada: el PREP y los conteos rápidos.

     Ese piso firme tiene que ver con que todos los participantes se hayan sentido ganadores: Morena y sus aliados, la Alianza por México, Movimiento Ciudadano. Hay quien diga que la elección fue tan grande que todos alcanzaron algo. Ante un pastel de esa dimensión, todos tuvieron su rebanada. Pero sin las condiciones de imparcialidad y certeza creadas por nuestro organismo electoral autónomo, el reparto no hubiera sido satisfactorio.

     Todos ganan, aunque el gran ganador es Morena. Desde 1991 no había habido un partido con mayoría absoluta (el presidente dice que no le gusta esa palabra, pero el lenguaje no es cuestión de gustos, sino de cultura compartida que nos permite comunicarnos, más cuando el término está en la Constitución). Perdió una mayoría calificada amañada, que no le servía de gran cosa porque no la tenía en el Senado.

     Ganó también numerosas gubernaturas. Se va consolidando así el resultado de 2018. Morena no fue flor de un día, partido de una elección. Es, al menos, de dos. Sus dos partidos aliados, productos del periodo neoliberal, más precisamente salinista, son también grandes ganadores. Partidos que, dicen algunos, hasta en el nombre llevan la mentira.

     Ganó también el ambiente político. Una prueba: por primera vez el presidente habló de la posibilidad de un acuerdo con otros partidos.
La Alianza por México también tiene razones para sentirse ganadora. Funcionó, con cierta modestia. Ahí están el PRI y el PAN. Y el PRD apenitas. Son partidos, como todos, víctimas de sí mismos: han puesto por delante los intereses particulares de sus dirigentes, y no el interés público. Ahí está el resultado de Campeche, como metáfora que la realidad nos regala.

     Ganamos los ciudadanos, ganó el país. Por unos días al menos, estamos viviendo una tranquilidad política que habíamos perdido.