GOMEZ12102020

INTERÉS PÚBLICO
Un pecado original
Víctor Reynoso

Puebla.- Javier Jiménez Espriú acaba de publicar un libro sobre la cancelación del aeropuerto de Texcoco (La cancelación. El pecado original de AMLO). Ahí da razones técnicas para esa decisión. Dice que “es el proyecto que más se ha analizado en la historia de México”. De esos análisis se concluye que ese aeropuerto estaba en el “peor sitio, el peor lugar desde el punto de vista del suelo y del subsuelo de la República mexicana, para construir un aeropuerto”.

Surge la pregunta, si las razones técnicas (y económicas) eran tan sólidas, ¿por qué no se presentaron como argumento para cancelarlo? Lejos de presentar esos argumentos, el entonces presidente electo convocó a una consulta popular en la que votó un porcentaje mínimo de los ciudadanos con derecho a hacerlo. La mayoría votó por la cancelación.

¿Qué hubiera pasado si el resultado hubiera sido distinto? ¿Si la mayoría hubiera votado por continuar con la construcción en Texcoco? Tendríamos una aberración técnica y económica, avalada por “el pueblo bueno y sabio”.

Habrá algunos que consideren esta pregunta como ingenua: si se hizo la consulta, es porque se sabía cuál sería el resultado. Solo se le quiso dar un barniz de legitimidad a una decisión ya tomada, dirían. Pero si las razones técnicas eran tan sólidas, ¿por qué simplemente no se presentaron a la opinión pública para convencerla de la sensatez de la decisión?

El pecado original de AMLO está ahí: tomar decisiones sin presentar argumentos sólidos. Contrariamente a lo que algunos piensan, los mexicanos no nos dividimos entre los que estamos, a priori, a favor o en contra de este gobierno. Muchos estamos a favor de que se resuelvan nuestros problemas públicos, y estamos atentos a las razones atendibles que se nos presenten. Sean a favor o en contra de cualquier decisión gubernamental.

Ahora tenemos un aeropuerto que genera muchas dudas, el Felipe Ángeles. La primera, por los costos, en tiempo y en dinero, para acceder a él desde el lugar en donde se encuentran la gran mayoría de usuarios potenciales.

La segunda: la compatibilidad con el antiguo aeropuerto de esta ciudad. La cercanía entre ambos dificultará la coordinación de los vuelos.

Hay otras. Pero estas dos bastan para considerar que el AIFA difícilmente resolverá lo que se quiere se resuelva: la saturación de vuelos en la Ciudad de México.