Ciudad de México.- En el inmenso espacio que ocupa Rusia en el mapa, y a lo largo de casi todo el año, hay mucho tiempo para que los niños ocupen su imaginación en cuentos de fantasía, magia, o mundos remotos. Los adultos, asimismo, piensan en historias para contarles no sólo a sus hijos, sino a su esposo, esposa, padres, abuelos y amigos.
La causa de dicha afición viene de un factor un tanto obligado, el clima. Ya Carlos Prieto dijo que el ruso era el pueblo más lector del mundo, y el cuento y la superstición ocupan lugares predominantes en la vida cultural del pueblo ruso. Durante aproximadamente nueve meses, la reclusión a causa de la nieve y el frío, con el arduo trabajo previo de tres meses, recluye a las familias; las madres hacen decenas de latas de frutas en conserva, los padres juntan leña, y los niños reciben a la primavera con una alegría desbordante.
El príncipe Iván (o Iván Zarévich) es un personaje recurrente del folclor del país eslavo. Bosques y cortes de reyes son recorridos por nuestro héroe, princesas son rescatadas, y los animales, buenos y malos, ayudan o estorban los buenos designios del principito. Ésta es la historia de Iván Zarévich y el lobo gris, de Afanasiev, uno de los cuentos clásicos que viene a la mente al escuchar hablar del cuento ruso.
Siendo el menor de tres hermanos, Iván es el único que logra advertir al ladrón de las manzanas del árbol de su padre, el zar Vislav, al pájaro de fuego. Sus hermanos Demetrio y Basilio, llenos de envidia, se ofrecen a traer al pájaro a los pies de su padre; parten, e Iván lo hace después de ellos.
En el camino, topa con una encrucijada de tres caminos (como aquella en que Edipo mató a su padre) en el que el camino de la derecha implicaba un sacrificio, a cambio de seguir con vida el camino. Iván lo toma. A mitad del camino, un lobo gris llega y mata a su caballo, pero lo deja seguir.
Más adelante, el lobo se le apareció de nuevo y se compadeció de él. Lo lleva a encontrar el pájaro de fuego, pero le advierte que no toque su jaula. Iván entra el palacio del zar (de otro pueblo) y, viendo al pájaro, lo libera. Pero, desobedeciendo al lobo, toca la jaula, y suenan mil campanillas que lo delatan. El zar sale, y lo obliga, si quiere conseguir al pájaro, a traerle el Caballo de las Crines de Oro, en otro reino.
El lobo le reclamó su desobediencia, pero aceptó benévolo llevarlo a donde el caballo de doradas crines. Esta ocasión, le dijo que se abstuviera de tocar la rienda, también de oro. Iván aceptó, pero viéndola, no se pudo contener, y la tocó. Mil cascabeles y campanillas lo delataron, y el zar de ese pueblo, lo obligó a traerle a la infanta Elena, la bella, para casarse con ella, a cambio del caballo.
Llegado Iván y el lobo con Elena, Iván la captura; más se entristece su alma, pues no quiere dejar a la princesa, que había flechado su corazón. El lobo le ofreció transformarse en la princesa para el rey, para que él se pudiera llevar a la princesa; y cuando Iván se acordara del lobo, éste aparecería con él nuevamente.
Cuando Iván se llevó a la princesa, y se preguntó por su amigo, el lobo gris, éste, camuflado de princesa, volvió a su forma natural y regresó con Iván. Ahora van a entregarle el Caballo de las Crines de Oro al zar del segundo pueblo; mas Iván, triste, se quiere quedar con el caballo. El lobo, para complacer a su pequeño amigo, vuelve a transformarse, esta vez, en el caballo de crines doradas.
Engañado el segundo zar, y vuelto el lobo a su amigo, le anuncia que ya lo ha ayudado, mas que ahora debe irse. Iván Zarévich lo despide amigablemente, y se acuesta a reposar al lado de su bella esposa en una colina. Pero dormidos los esposos, junto al pájaro de fuego y al caballo, se les aparecieron los dos hermanos de Iván, Demetrio y Basilio.
Ellos, que se habían ido de juerga, temerosos de que su padre los reprendiera y felicitara a Iván, lo matan, y amenazan a su esposa a no decir nada. La llevan junto con el pájaro y el caballo: ellos estaban tristes, mas no podían hablar. Basilio pidió la mano de la princesa, y las bodas ya se concertaban.
El lobo gris, pasando unos días después del asesinato, logra ver a su amigo muerto, y horrorizado, manda a unos cuervos que pasaban a traer el agua de la vida. Éstos lo traen. El lobo experimenta primero con uno de las crías de cuervos, y dado el éxito obtenido, decide aplicárselo a Iván. Éste resucita, y el lobo lo lleva presto a su reino.
Iván y el lobo llegaron a su reino justo antes de las bodas de su hermano con la princesa. Ella, viéndolo, se arroja a sus brazos, y cuenta al zar que fue Iván su verdadero salvador, así como su asesinato. El zar, furioso, expulsa del reino a los dos hermanos, y decide casar a Iván con Elena, la bella. Al lobo gris no se le volvió a ver más, ni nadie se acordó de él nunca.