GOMEZ12102020

Javier Solís y la muerte en sus canciones
Eligio Coronado

Para mis queridos amigos:
Irma Graciela Castilleja Rodríguez
y Arturo Mariño,
quienes inspiraron este texto.


Monterrey.- ¿Perseguía la muerte a Javier Solís, o él la perseguía a ella? No es sólo porque el Rey del Bolero Ranchero haya muerto a los 34 años, sino porque en sus canciones abundan las referencias, los deseos y hasta las súplicas por una pronta muerte:
“Quiero morir,
no tengo ya aquel amor
tan puro y santo,
quiero seguir al más allá
a la que quiero tanto”.
Amigo organillero»)

Cierto que la muerte está muy arraigada en la cultura mexicana, al grado de que nos burlamos de ella (“A mí la muerte me pela los dientes”), hacemos calaveritas de azúcar, le dedicamos un día (el Día de Muertos) en el cual le llevamos a nuestros difuntos su comida favorita y hasta su música, entre otras excentricidades.
Pero las canciones de Javier Solís (Ciudad de México, 1931-1966) son demasiado reiterativas en ese tema, como para soslayarlas así como así:

“Cuatro cirios encendidos
hacen guardia a un ataúd,
y en él se encuentra tendido
el cadáver de mi amor”
Cuatro cirios»)

¿Coincidencia? ¿Destino? ¿Mala suerte? ¿Obsesión? Casualmente, antes de morir, en 1966, la estrella del cantante deslumbraba con la plenitud de una incontenible racha de éxitos en cine, radio, televisión y giras; todo perfectamente apuntalado en canciones como «Sombras», «Tu voz», «Espumas», «He sabido que te amaba», «Payaso», «Carabela», «Cuando calienta el sol», «Renunciación», «Si dios me quieta la vida», «Y háblame», «La media vuelta», «Tómate una copa», «En mi viejo San Juan», «Qué va» y «Retirada», entre otras.

Era insospechado que muriera, y sin embargo ocurrió. Al margen de las múltiples hipótesis que surgieron, dos son las que sobreviven: ¿Perseguía la muerte a Javier Solís o él la perseguía a ella?

“Oigo tu voz que me dice:

“te espero, te espero”;

quiero morir para unirme a ti.

No puedo más soportar

esta pena tan honda al escuchar,

en mi soledad, tu voz,

tu voz, tu voz”.
Tu voz»)

¿Sabía él que su destino estaba escrito y firmado a corto plazo?

“Si Dios me quita la vida
antes que a ti,
le voy
a pedir ser el ángel
que cuide tus pasos”.
Si Dios me quita la vida»)

Curiosamente, él ya había muerto dos años atrás, en 1964, en la película «Los Hermanos Muerte» (dirigida por Rafael Baledón), una épica revolucionaria donde Javier compartió créditos con Emilio Fernández, Lola Beltrán, Fernando Soler, Luis Aguilar, Julio Aldama, David Reynoso y Emma Roldán, entre otros.
¿Premonición, presagio, anuncio del destino?

“Fue la visión de este delirio

todo un desastre de locura,

como si el mundo se estrellara;

un cataclismo para los dos”
Cataclismo»)

Otros cantantes se han referido a la muerte, pero no con la frecuencia de Solís:

“Y a qué debo, dime entonces, tu abandono;

y en qué ruta tu promesa se perdió;

y si dices la verdad yo te perdono

y te llevo en mi recuerdo junto a Dios”.
Y»)

Una y otra vez, el tema volvía a sus canciones, y aunque él no las componía, esta costumbre se volvió recurrente:

“¿Qué labios te cierran los ojos,
los ojos que a besos cerré?
Auroras que son puñaladas,
las rejas no matan,
pero sí tu maldito querer”
Las rejas no matan»)

A veces, Solís llegaba a la autoflagelación más lastimera:

“Adelante, quien quiera que sea
que me esté tocando las puertas del alma.
Adelante, que quiero que vea cómo estoy viviendo,
cómo estoy muriendo por mi viejo amor”.
Adelante»)

Es impensable que tuviera deseos suicidas, pero las evidencias son muy claras:

“Quisiera abrir lentamente mis venas,

mi sangre toda verterla a tus pies

para poderte demostrar

que más no puedo amar,

y entonces morir después”.
Sombras»)

Lo cierto es que para todo recurría a ese tema:

“Es por eso que me miran
arrastrando mi tristeza,

buscando la puñalada
que me borre su querer”.
La corriente»)

Hasta en temas que no iban con su edad:
“Pero el tiempo pasó

y el destino burló
mi terrible nostalgia,

y no pude volver

al San Juan que yo amé,

pedacito de patria.
Mi cabello blanqueó

y mi vida se va,

ya la muerte me llama,

y no quiero morir,

alejado de ti,

Puerto Rico del alma”.
En mi viejo San Juan»)

Incluso en los temas más románticos, encontramos ese deseo del cantante por dejar esta vida:

“Si soñando me hiciste llorar

y despierto me has hecho sufrir.

Si eso es vida, yo quiero soñar,

si eso es muerte, yo quiero morir”.
Julia»)

A pesar de su fama de alegre y dicharachero, Javier canta letras perturbadoras, por su atmósfera apocalíptica, como la que sigue:

“Ya un sol no habrá como el de ayer,
ni un cielo azul ni un atardecer.
Ya no he de ver, si tú te vas,
amanecer jamás.

¿Por qué te vas si todo ha muerto,
si para mí ya no hay bien ni mal?
El mundo está sin ti desierto;
sin tu amor, todo me da igual”.
¿Por Qué Me Dejas?»)

Sea como sea, la muerte siempre estará unida a sus canciones:

“En esta noche en que la muerte espero,
sigue tocando amigo organillero”
Amigo organillero»)

Y así lo recordaremos de por vida:

“Voy a morirme solo, sin molestar a nadie;

voy a morirme lejos, cuando mi amor se acabe.

Escogeré del mundo el peor de los caminos,

y le diré a la gente que no nos conocimos”.
El peor de los caminos»)

De esta manera, la muerte en sus diferentes matices (inspiración, búsqueda, consuelo o destino) se convirtió en parte de la leyenda de Javier Solís:

“Así, con mis propias manos,
cavé la tumba del alma mía,
nomás por ser tan cobarde,
por no decirle que la quería;
nomás por ser tan cobarde,
por no decirle que la quería”.
Con mis propias manos»)