GOMEZ12102020

La aspiración de los CENDI va más allá
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- A través de la retroalimentación de los sistemas de evaluación derivados de la cultura de la calidad hemos podido mejorar los procesos y prácticas de los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ (los CENDI), durante los 30 años que llevamos de ofrecer educación.

     Esta cultura orienta la elaboración de nuestra planeación estratégica y operativa para desplegar programas innovadores pertinentes, así como proyectos y servicios en beneficio de la niñez y de toda la comunidad educativa e impulsa la filosofía humanista de los CENDI en los procesos clave de las áreas de medicina, nutrición, pedagogía, psicología y trabajo social.

     Todos los programas oficiales de educación inicial y preescolar los hemos fortalecido para abrir la oportunidad a niñas y niños de formarse en áreas que por su condición económica no sería posible hacerlo, junto con otro bloque de programas de reforzamiento educativo que buscan complementar el desarrollo de talentos y habilidades, sobre todo de quienes presentan algún problema o retraso en su desarrollo, así como de programas extraescolares dirigidos a padres y madres y de programas de acción comunitaria.

     Un aspecto medular en el éxito del modelo CENDI es la construcción de alianzas estratégicas con instituciones educativas, organismos públicos, Ong’s, empresas privadas y especialistas, lo cual ha permitido establecer relaciones de ganar-ganar, crear sinergias positivas, innovar nuestros procesos, generar conocimiento y aumentar fortalezas y disminuir debilidades.

     La visión del modelo CENDI ha sido y es consolidarnos y mantenernos como un modelo educativo de clase mundial para la primera infancia en contexto de pobreza. Mediante la práctica de una cultura de calidad y con el esfuerzo sostenido durante tres décadas hemos contribuido a la formación integral de niñas y niñas felices, sanos, inteligentes, creativos, solidarios y con bases sólidas para crecer como seres humanos con carácter firme, críticos, interdependientes y capaces.

     Sin embargo, nuestra aspiración va más allá. Creemos que tal y como lo menciona el Artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, “todos los niños y todas las niñas del mundo tienen derecho a una educación que este encaminada a desarrollar su personalidad, sus aptitudes y la capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades”.

     La capacidad actual de los CENDI y de las diferentes instituciones que brindan educación temprana sólo alcanza a cubrir un pequeño segmento de la población infantil de Nuevo León y lamentablemente en México más de 4 millones de niñas, niños y adolescentes no asisten a la escuela, siendo los de las comunidades indígenas quienes tienen menor acceso a la educación.

     Ante la actual pandemia del Covid-19 el personal CENDI ha trabajado con entusiasmo, compromiso, calidad y esfuerzo continuo en el diseño de un nuevo modelo de educación a distancia, flexible, incluyente y que responda a la realidad de todas las familias, con el uso de herramientas digitales y otras estrategias que expandan las posibilidades de aprendizaje en el hogar.

     El contexto de la pandemia ha venido a ensanchar la dramática situación de desventaja y desigualdad en el acceso a la educación, la salud, la nutrición, la cultura y el esparcimiento a lo largo y ancho del planeta, siendo la orientación nutricional y terapéutica oportuna parte de la tarea y obligación que tienen los sistemas de salud ante la desnutrición materna-infantil.

     Es relevante mencionar como fruto de nuestros esfuerzos la reforma educativa que establece la educación inicial obligatoria. Pero, es necesario que todos los que trabajamos en el sistema educativo busquemos el cómo sí es posible llegar a nuestros alumnos y no permitir que ninguno se quede atrás.

     La factibilidad de presupuesto público junto con la suma de voluntades del sector privado y civil resulta indispensable para que prevalezca ante todo el interés superior de la niñez, garantizando sus derechos y haciendo universal la educación inicial y el apoyo para la formación de madres y padres.

     El día que al fin exista en México una política pública determinada a invertir en programas eficaces a partir de la primera infancia, empezaremos ese día a cerrar las brechas de la desigualdad, crearemos los cimientos amplios y sólidos para el pleno desarrollo humano e integral de la niñez mexicana, impulsaremos la productividad de la fuerza laboral y, por ende, el bienestar y crecimiento en la calidad de vida del pueblo de México. Ese día podremos ser maestros en la más amplia y noble concepción de esta labor fecunda.