GERSONG06072020

La Colonia Independencia a través del cine
David Botello

Monterrey.- Ya no estoy aquí, un filme escrito y dirigido por Fernando Frías de la Parra. La película fue reconocida con el premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2019 y, desde que fue estrenada en Netflix el 27 de mayo pasado ha sido elogiada y criticada, más que por su calidad cinematográfica, por la subcultura representada en el filme (la subcultura colombiana) y por la época representada en el mismo... el Monterrey que en los años entre 2010 y 2011 vivió una de las épocas más cruentas y violentas de la historia reciente de México.

     Tanto en medios de comunicación tradicionales, como en redes sociales, se reproducían opiniones que reflejaban el clasismo de una parte de la sociedad regiomontana que expresaba rechazo ante la idea de ver la cultura “colombiana” como representante de Monterrey en una plataforma tan popular como Netflix. Por otro lado, existe la idea que esta película simplemente mercantiliza esta subcultura de los barrios populares de Monterrey y la trata como algo exótico y que simplemente por esa razón captara la atención de la audiencia.

     Antes de entrar a hablar del filme propiamente dicho, en mi opinión la intención de los creadores de la película no es hacer de la subcultura colombiana un producto exótico, algo así como ver a un tigre albino en un zoológico. Sino que la usa como punto de partida y análisis para hablar, con algunas libertades artísticas, claro... de aquellos años, comprendidos entre 2009 y 2012 en los que las balaceras, las masacres en bares y otros actos que en otros países serían considerados llanamente terrorismo eran el día a día para la ciudad.

     La película nos habla de la vida de pandillas en los barrios pobres de la ciudad de Monterrey, de la migración forzada por la violencia, de la desaparición o cambios radicales de un estilo de vida debido a esta violencia, de la incapacidad para adapaptarse a un nuevo contexto como es el caso de Ulises como migrante en Nueva York. Este último punto me parece central en la historia, y que no ha sido bien tratado en otras críticas o reseñas que he visto sobre este filme, ya que entra en el debate entre nuestra capacidad de agencia como individuos, es decir qué tanto somos dueños de nuestro propio destino... y cómo las condiciones de origen rigen nuestro devenir... es decir, origen es destino.

     El trabajo de fotografía en la película me parece excelente, y tiene secuencias muy bellas que hacen funcionar muy bien a una película que tiene muchos silencios y un personaje principal que habla muy poco, pero cuya presencia lo compensa de buena manera.

     La elección de la Colonia Independencia no es tampoco gratuita, ya que es una de las áreas dentro de la Zona Metropolitana de Monterrey, donde la vida de sus habitantes se vió más trastocada por la irrupción de la violencia de los cárteles en sus comunidades. Antes de continuar con los temas sociales que se tocan en el filme, vamos a hablar brevemente de la trama de la película.

     Ulises, es un joven de clase baja de la Colonia Independencia, es miembro de una “clica” o pandilla llamada Los Terkos. Ellos se identifican por su modo de vestir, cortes de cabello peculiares y, más que nada, por la música y el baile. En este caso la música colombiana rebajada, que en este contexto se refiere principalmente a cumbias vallenatas reproducidas a una velocidad menor a la original. Vemos a Ulises y sus amigos, el resto de Los Terkos, en su día a día. Se juntan en el barrio a consumir cerveza, a veces solventes, mientras escuchan música y bailan. Ulises se muestra como protector de su clica en la difícil vida que llevan en su barrio.

     Entre líneas, también podemos apreciar que el acceso a internet es limitado, ya que consumen principalmente música escuchando la radio o comprando memorias USB en Penny Riel (tianguis que ya no existe que se ubicaba al costado de una vía de ferrocarril en la colonia Reforma, en Monterrey). En este punto, es donde la película comienza a mostrar los primeros cambios que el incremento en la violencia del narcotráfico empieza a ejercer en la vida de Los Terkos. Ulises y su clica van a Penny Riel, en busca de conseguir nueva música pero no tienen suficiente dinero para comprar una memoria USB con las rolas que quieren adquirir. Los Terkos buscan conseguir dinero mediante robo por intimidación, práctica relativamente común entre las clicas de la ciudad, en su territorio. Mientras le roban algunas monedas a un estudiante de una secundaria son interceptados por dos hombres, quienes les dicen que no van a tolerar ese comportamiento en su zona. Por contexto, miembros del crimen organizado que buscan controlar la plaza. Es el primer encuentro de Los Terkos con una nueva realidad de la que aún no conocen sus dimensiones.

     La violencia se vuelve más palpable en un barrio que ya era conocido en el imaginario regio como uno pesado. En una escena posterior vemos como la policía detiene a un hombre entre las calles de la Independencia, mientras una multitud trata de evitarlo y se amontonan alrededor de la camioneta de la policía. Uno de los miembros más jóvenes de Los Terkos, un niño todavía, se avalanza entre el tumulto para tumbarle los zapatos a la persona que están deteniendo, pero de su tobillo cae un radio... un hecho fortuito pero que en lenguaje cinematográfico sirve para avanzar la trama y adentrar más a Los Terkos en los rápidos cambios que la guerra contra el narco trae a su colonia, así como mostrar la presencia creciente de los cárteles en el barrio.

     Poco después, Ulises junto con Jeremy, otro de los Terkos, es levantado por miembros de un cártel e intimidados para trabajar con ellos o que no los vuelvan a ver en el barrio. En este punto, la película es algo ambigua, ya que vemos que mientras Jeremy se rehúsa a salir de su casa. Ulises sale, toma el radio que había escondido bajo una pila de escombros de construcción y lo esconde bajo su ropa; todo indicaría que en ese momento Ulises está trabajando para el cártel. Llega a una esquina donde se encuentran miembros de otra clica de la Independencia, radio en mano; mientras al mismo tiempo se aproximan dos motocicletas y rafaguean a los miembros de la otra pandilla. Uno queda herido, ve a Ulises con el radio y lo amenaza a él y a su familia.

     Este es el punto en que los cambios de los que Ulises y Los Terkos habían sido testigos llegan a un punto de no retorno. Él y su familia tienen que dejar el barrio a toda prisa y se refugian en casa de un tío de Ulises. El tío tiene un contacto para mandarlo ilegalmente a Estados Unidos para protegerlo a él y a su familia.

     Ulises en Nueva York vive con otros migrantes mexicanos y se dedican a trabajos de construcción y pintura sencillos en un barrio de Queens. Ulises no habla una palabra de inglés y sus compañeros hacen burla de su forma de vestir, de su peinado y de su música, cosas que para él son el único hilo conector con su antigua vida en la Independencia.

     Aquí es donde realmente se aprecia la “terquedad” del personaje principal, quien se rehúsa a ceder en su forma de ser a costa de no adaptarse, en general a su nuevo contexto en otro país y, ni siquiera a sus compañeros migrantes quienes continuamente se burlan de su estilo de “cholombiano”, llamándolo chirigüillo.

     Ulises tiene una pelea con sus compañeros, cuando éste no tolera que no le permitan escuchar su música, además de las constantes burlas. Viéndose solo en un mundo que no conoce y le es completamente ajeno, se refugia en la azotea de un edificio donde vive Lin (una chica de 16 años de origen chino) con su abuelo y donde Ulises había trabajado arreglando el techo.

     Me parece interesante que Lin muestra un interés genuino en el estilo y forma de vida de Ulises, y éste por su parte disfruta poder compartir algo que le es tan propio e importante. Sin embargo, Ulises parece nunca interesarse por Lin, ni por su cultura ni por poder comunicarse con ella. Todos los esfuerzos de comunicación son de Lin hacia Ulises.

     Se podría decir que la película se divide en dos historias, la descomposición social en los barrios de Monterrey, que llevó a Ulises a iniciar su travesía hacia el norte; y la historia de Ulises en Nueva York, incapaz de adaptarse y añorando un mundo que no sabe ya no existe, al menos como lo conoció.

     A mí me recuerda la historia del guión original de la película Rocky, no lo que resultó en el producto final; donde Rocky sale triunfante a pesar de la derrota que acaba de sufrir frente a Apollo Creed. En el guión original, escrito por Sylvester Stallone, Rocky Balboa inicia igual que como lo vemos en el filme, viviendo en un departamento barato y trabajando como un golpeador a sueldo de la mafia, y al final, tras su derrota con Apollo Creed, Rocky termina en la misma vivienda destartalada y con el mismo trabajo con mafiosos. Vemos cómo a pesar de todo su esfuerzo y, que en un momento, estuvo a punto de alcanzar la fama y cumplir sus sueños. Rocky Balboa simplemente regresa al punto en el que inició su viaje.

     Este guión no gustó a los productores y el final tuvo que ser cambiado al que finalmente se vio en la pantalla. Rocky, sí, pierde su combate, pero finalmente adquiere fama y su nombre queda grabado como el de aquel que se levanta de la nada y logra alcanzar sus sueños y metas. En fin, una representación más del “sueño americano”.

     En ese mismo sentido es la historia de Ulises, “el Terko”, personaje principal del filme “ya no estoy aquí”. No me parece que sea una debilidad del guión, como he visto reflejado en algunas críticas, que aparentemente no exista un cambio, o crecimiento, en el personaje desde su introducción en la Colonia Independencia en Monterrey, hasta su viaje, u Odisea, en Nueva York y finalmente en su regreso a su natal Monterrey.

     Aparentemente gustan más las historias donde el poder de agencia del personaje está por encima de las fuerzas estructurales, como su origen socioeconómico, su capital cultural, etcétera... y este personaje logra romper las cadenas de sus condiciones de origen. No es el caso de “ya no estoy aquí”, se trata de una historia donde precisamente, la estructura social está por encima del individuo.

     A diferencia de Rocky, no se trata de una historia de un personaje que cambie a través de las circunstancias que se le presentan a lo largo de la película, sino de un personaje que lucha por mantenerse igual en un mundo que cambia rápidamente alrededor de él, en el caso de la Colonia Independencia en el contexto de la guerra contra las drogas y la escalada de violencia que vivió la ciudad de Monterrey (como muchas otras partes del país)... o en su travesía por Nueva York, que le presenta un mundo al que no pudo, ni quiso, adaptarse.

     Ulises es un personaje casi mudo, parece comunicarse sólo a través de los códigos de la música y el baile. Tampoco expresa sus emociones, sus momentos más emocionales son cuando pierde toda la esperanza de adaptarse a Nueva York y, posteriormente, cuando regresa a una Colonia Independencia que ya no reconoce y a la que ya no pertenece. Él sigue siendo el mismo, sigue estando aquí. Lo que ya no está es el mundo que conocía.