Mérida.- Mientras la inmensa mayoría del pueblo se congratula de la llegada de Claudia Sheinbaum a la primera magistratura del país, para construir el segundo piso de la 4T, la derecha, desde su oscuro cubil, hace planes para ponerle obstáculos.
No asimila que fue echada del poder porque los ciudadanos se cansaron de soportar sus malos gobiernos que, durante décadas, no hicieron más que robarse el dinero del erario y vender por trozos el patrimonio nacional, en tanto el primer piso, el que construyó AMLO, no sólo ha estado al servicio del pueblo, sino lo ha hecho adquirir conciencia plena de su fuerza.
La pobre vive en otro mundo. Quiso convencer a los mexicanos de lo contrario que sus ojos ven y le fue no mal sino remal. Para ello, sus panegiristas inventaron toda clase de mentiras o tergiversaron la realidad.
No dejaron de decir que la violencia en México era fruto de la complicidad de su gobierno con el crimen organizado, cuando la sociedad tenía a la vista el descomunal esfuerzo de este por pacificar al país, no sólo con programas sociales para rescatar a millones de jóvenes de las garras del crimen, sino con la creación de una herramienta que no existía, la Guardia Nacional, y haciendo constitucional la participación del Ejército –en un marco de respeto a los derechos humanos y cero impunidad– en las tareas de seguridad.
Tampoco dejó de machacar con la mentira de que al término del mandato de AMLO el país estaba peor que como estaba cuando lo recibió. La prensa alquilada o vendida, los comentócratas tipo Loret, Dresser, López Dóriga y demás, no dejan de mentir con cifras sacadas de sus calenturientas mentes, para negar lo obvio: que el país hoy está mejor que nunca.
En este sexenio se crearon 2 millones 409 mil nuevos empleos formales, a razón de 400 mil por año, lo que es un récord nacional (no obstante el cierre de la economía un año por la pandemia); llegó a 17 mil 691 pesos mensuales el salario promedio de los trabajadores inscritos en el Seguro Social, récord también; la tasa mensual de desempleo, de 2.7, es de las más bajas en la historia del país y del mundo; se logró reducir 2.25 –de 59 a 54.3 por ciento– la informalidad laboral; el peso mexicano fue la segunda moneda en el mundo que más se fortaleció con relación al dólar durante el periodo.
Con Echeverría la devaluación fue de 80 por ciento; con López Portillo 127 por ciento; con De la Madrid cuatro mil 462 por ciento; con Salinas 50.7; con Zedillo, 172 por ciento; con Fox, 17 por ciento; con Calderón, 17 por ciento y con Peña Nieto 56 por ciento. Con AMLO, en cambio, nuestra moneda se apreció en 3.3 por ciento, algo que no ocurría desde hace más de 50 años. La inversión extranjera directa, que al inicio del sexenio era de 17 mil 842 dólares, en 2023 aumentó a 29 mil 41 y, al terminar 2024, será de 32 mil 96 dólares, un aumento de 80 por ciento. Otro récord.
La economía de México creció 4.5 por ciento del PIB, del cuarto trimestre de 2018 al primero de 2024. Una hazaña después de la brutal caída de hasta 8.5 por ciento en 2020, por la calamidad que azotó al mundo e hizo cerrar durante más de un año, la actividad productiva en todos los países.
Mientras la inflación, que era de 6.77 por ciento en diciembre de 2017, bajó a 4.99 por ciento en agosto de 2024, por el contrario, el salario mínimo que, en 2018 era de 121.60 pesos diarios, aumentó en 2024 a 248.90; es decir, creció 110 por ciento. Un aumento como nunca en la historia, en beneficio no sólo de los millones de trabajadores que lo reciben, sino de los otros millones más cuyos sueldos se ven impactados por él, de tal modo que se elevó el poder adquisitivo de los mexicanos como jamás en el periodo neoliberal ocurrió. Durante este, por el contrario, disminuyó.
En 2018 estábamos en el lugar 14 de los 20 países con las mejores economías en el mundo; ahora estamos en el 12, desplazamos, entre otros, a España, a Corea del Sur, a Australia. Otro récord es el de las reservas internacionales del Banco de México, que de 133 mil 775 millones de dólares aquel año, pasaron a 226 mil 465 millones, ahora, un aumento de más del 30 por ciento.
Los anteriores son sólo algunos datos de los de la economía durante el anterior gobierno. Hay muchos más pero con estos bastan. En materia de seguridad también se avanzó, aunque los difamadores de profesión pretendan presentar un panorama de desastre. En todos los rubros se mejoró la situación del país, aunque no en la medida de lo deseable, por el estado de putrefacción en que ha estado inmersa la justicia en nuestro país
En diciembre de 2018 se cometieron 9 mil 62 delitos del fuero federal, en agosto de 2024 la cifra bajó a 6 mil 396, o sea, 29.4 por ciento menos. En homicidios dolosos, AMLO recibió el país, a fines de 2018, con un promedio de más de 100 homicidios diarios, esto es 36 mil 685 al año. Lo deja con un promedio de 82 homicidios al día (20 mil 129, cometidos hasta el 30 de agosto, 19 por ciento menos, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Nacional). Entonces, es falso que no hayan bajado los homicidios.
No sólo eso, también disminuyeron otros delitos de alto impacto, como el feminicidio (41 por ciento); robo en general (30 por ciento); secuestro (74.1 por ciento); robo de combustibles (94.1 por ciento) y le paramos de contar.
Pobre derecha, no sabe qué hacer y tiene que recurrir a la mentira y la descalificación como método para seguir sobreviviendo. Sus apologistas no tienen de donde sacar verdades para defenderla porque carecen de ellas. ¿Qué es lo que le va a pasar si no le encuentra la cuadratura al círculo y entiende que por ese camino seguirá, cada vez más disminuida? Que seguirá clamando en el desierto por sécula saeculórum, en eso que sus ideólogos, pomposamente, llaman “brega de eternidad”.