Monterrey.- El Ciclo Escolar 2020-2021 es histórico e inusual por la Pandemia Global del Covid-19, cuyos efectos en la humanidad marcan un drástico cambio en cómo el mundo funciona, por la grave catástrofe sanitaria que cobra vidas, paraliza la economía, destruye empresas, provoca desempleo y afecta la calidad de vida y la salud emocional de millones de personas.
El examen de conciencia que hagamos cada uno, nos revelará lo vulnerable que somos pese a vivir en el Siglo XXI, donde el avance científico y tecnológico presupone acceso ilimitado al desarrollo. La crisis, como dijo Albert Einstein, puede ser una bendición que produce progresos. Y esto es el reto de la educación, especialmente de la educación inicial, pues el desarrollo y la maduración de niñas y niños no saben de cuarentena y no se detienen.
El óptimo desarrollo de la niñez es un asunto que nos concierne a todos, ya que determina el bienestar de las próximas generaciones y de la sociedad en su conjunto. Por ello, es prioritario que madres y padres trabajen en conjunto con maestras y maestros para tomar acciones eficaces y coordinadas que garanticen que nuestras niñas y niños ejerzan su derecho a la educación, en un entorno favorable desde sus casas a través de las aulas virtuales.
Unamos esfuerzos para que “la educación de sus hijos esté encaminada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades”, tal como lo dispone la Convención sobre los Derechos del Niño. En otras palabras, sólo a través de la crianza compartida, con una visión clara y unificada, va a ser posible que se desarrollen plena e integralmente en lo biológico, cognitivo, socio-afectivo y espiritual.
Cuando se declaró la pandemia en México, los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ (los CENDI) nos pusimos de pie y concluimos el Ciclo Escolar 2019-2020 desarrollando habilidades docentes y nuevas estrategias digitales al trabajar a distancia, intensificando el uso de la tecnología y elaborando Cuadernillos de Actividades Educativas para asegurar que ningún menor fuera excluido de su derecho de aprender.
Si bien el educador es insustituible en el proceso de enseñanza-aprendizaje dentro del aula, la nueva realidad y la tecnología modificaron este paradigma, al ponderar el papel protagónico de la mamá y del papá como agentes educativos sustitutos, asumiendo con valentía ese rol de educadores y adquiriendo habilidades tecnológicas y pedagógicas en forma autodidacta.
Estamos de cara a la educación del futuro y esta crisis marcará un antes y un después en la forma como concebimos la educación. La pandemia causa que nuestros hijos e hijas pasen a la historia como la generación que enfrentó retos impensables; una generación que a pesar de su poca comprensión ha tenido la capacidad de adaptarse a una nueva forma de vida, a asumir la responsabilidad de conservar su salud y entender que su mundo cambió.
Hoy por hoy son los pioneros de un mundo educativo desconocido. Más tenemos confianza que juntos impulsaremos con más fuerza una educación que les brinde herramientas para enfrentar con éxito los constantes cambios; que los ayude a crecer como personas libres, seguras, con carácter y capacidad crítica, para que aporten lo mejor de sí a la sociedad; que sea incluyente y asuma la diversidad y tome conciencia de las semejanzas e interdependencia que como seres humanos tenemos; que les permita conducirse razonablemente a través de interiorizar roles sociales y valores morales.
La nueva realidad exige responsabilidades y habilidades que jamás aprendimos, siendo la educación un desafío mayor para la madre trabajadora, pues implica nuevos saberes y actividades adicionales a la jornada laboral y a las tareas del hogar. Por ello, ahora más que nunca, los CENDI se comprometen a diseñar un modelo de educación a distancia flexible e incluyente, que responda a las necesidades de las familias a las que servimos.
Como nunca antes hagamos sinergia para brindarles el mejor ambiente en casa, respetemos y confiemos en sus tiempos y su modo particular de aprender. Seamos pacientes, comprensivos y démosles la oportunidad de hacer las cosas por sí mismos, a equivocarse y aprender de sus errores y evitemos a toda costa compararlos con sus compañeros o hermanos.
Con creatividad y amor, más que con dinero, diseñemos ese ambiente de mística educativa en el hogar, que los inspire a desdoblar todo su potencial, capacidades, habilidades, hábitos, actitudes y talentos, donde puedan recrear su imaginación, creatividad y fantasías que fortalezcan su cognición, su salud mental, sus emociones, su socialización, su realización personal y su felicidad.