PEREZ17102022

La educación abre las puertas
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- La educación es el mecanismo más poderoso para luchar contra la pobreza, la desigualdad y las brechas de desarrollo social, político, económico y cultural que imperan aún en muchas zonas y regiones de nuestro país.

Por tan poderosa razón, a menos de dos semanas de la decisión histórica para continuar con la Cuarta Transformación de México, nos manifestamos por el mandato constitucional de garantizar el derecho a la educación.

Será primordial consolidar la rectoría de Estado en la educación, así como fortalecer los principios constitucionales de que sea una educación obligatoria, además con carácter de universal, inclusiva, pública, gratuita, laica y democrática, cuya base sea el respeto a la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva.

Solamente así la educación podrá desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y a fomentar el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos y a todas las libertades, la cultura de la paz y la conciencia de la solidaridad internacional en la independencia y en la justicia.
La educación es el garante de promover la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.

A partir de la reforma educativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, que derogó las medidas punitivas contra el magisterio, desde el Congreso de la Unión hemos apoyado irrestrictamente que la educación en México se convierta en un derecho humano fundamental.

Lo anterior implica que el Estado imparta educación sin discriminación alguna y en condiciones de equidad, con el fin de generar un sistema educativo congruente con los diversos contextos socioculturales y lingüísticos de México y desmantelar estructuras que discriminan, racializan, esclavizan, colonizan y pretenden privatizar la educación.

Significa que el Estado priorice el interés superior de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en los servicios educativos. Y, especialmente, que el Estado se responsabilice de impulsar la educación inicial como un nuevo derecho de la niñez.

A partir del 2019 el derecho a la educación inicial es obligatoria y es clave para transformar a México y hacer posible vivir en una mejor sociedad.
Con base en investigaciones neuro-científicas y estudios de Nobeles de Economía (James Heckman y Amartya Sen), la educación inicial representa el eje de la transformación social y del desarrollo humano de la primera infancia, en particular de nuestras niñas y niños en situación vulnerable.

La doctora Claudia Sheinbaum Pardo, candidata presidencial por la coalición Sigamos Haciendo Historia, bien ha señalado que el derecho a la educación es el que abre la puerta a los demás derechos.

Por ello, propugnamos con su propuesta de construir el Segundo Piso de la Cuarta Transformación, para fortalecer la educación pública, gratuita y de calidad. Además, con su obligación de cumplir la Constitución Mexicana para profundizar la 4T, mediante el impulso de la educación desde el nivel inicial hasta el posgrado, con un significativo y preciso llamado: renombrar los conceptos de guarderías y de estancias por centros de desarrollo infantil.

Con Claudia Sheinbaum electa como la primer Presidenta de México, por fin dejaremos de hablar de estancias y guarderías, porque simplemente las niñas y los niños no nacen para estar guardados, sino para desarrollar al máximo sus potencialidades desde el vientre materno.

La educación inicial es un derecho constitucional, “porque está demostrado que los primeros mil días de vida son determinantes para su futuro, con mucho amor por encima de todo”, como la Doctora sostiene y porque la verdadera movilidad social –agregaríamos nosotras– se logra cuando se abren las oportunidades a la niñez en condiciones de desventaja social y económica, para participar en un modelo de gestión de educación temprana de calidad y excelencia educativa, como son los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI) del Frente Popular “Tierra y Libertad”, donde se asientan las bases de sus capacidades cognitivas, aprendizajes futuros, comportamientos y salud.

Hay que empezar bien desde el principio, pues infancia es destino.