Ciudad Victoria.- El ex emperador Agustín de Iturbide fue fusilado en Padilla en julio de 1824. Su viuda, Ana María Huarte, embarazada de su décimo hijo, recibió del confesor de su marido un reloj, una carta y un rosario; y se marchó a Estados Unidos. En tanto el cuerpo de su marido con vestuario franciscano, permaneció sepultado varios años en el atrio de la iglesia de San Antonio, en Padilla.
El testamento se encuentra en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UAT, mientras del resto de sus pertenencias de valor poco se sabe, principalmente la espada que le decomisaron al momento de su detención, la misma que lo acompañó al momento de coronación.
Años más tarde, en 1884 apareció una noticia donde se descubre que la mencionada arma que portaba cuando firmó el Plan de Iguala, estaba en poder de José Ángel Gutiérrez de Lara, vecino de Linares, Nuevo León. La obtuvo mediante una herencia de su padre, el general José Bernardo Maximiliano, a quien le fue entregada después de la ejecución del emperador, cuando era diputado del Congreso de Tamaulipas. Siendo gobernador, transitó por la Villa de Aguayo y después salió del estado por motivos políticos.
“Esta preciosa arma es un acero excelente, siendo el puño y la cubierta de oro macizo. Toda ella se conserva en un estado flamante. Creemos que no sería inconveniente el que la nación la adquiriese para el Museo ese bello monumento histórico.”
Por lo demás, en julio de 1895, el gobernador neoleonés Bernardo Reyes, informó que la espada obsequio de su propietario, estaba en su poder, y que muy pronto la mandaría para su exhibición al Museo Nacional.
Esperamos que siga en exhibición.
* Cronista de Victoria.