Mazatlán.- Algo está mal, cuando la política está al servicio de una obsesión, antes que para atender los problemas sociales, los de todos los días, y es más reveladora esta enfermedad psíquica, cuando los “médicos” que pretenden alcanzar el máximo cargo de representación están igualmente obsesionados por complacer a quien tiene la decisión (quien dice con una sonrisa que no la tiene, pero, hace todo para mostrar que sí la tiene).
Así de bizarros son nuestros políticos en el siglo XXI, en los tiempos de la 4T. Pero eso no es lo más grave, es la esquizofrenia política, donde se pierde el principio de realidad y esos aspirantes en lugar de mostrarse juiciosos, serios, conocedores del país que quieren gobernar, están más interesados en mostrar empatía publicitaria.
Y ahí van, todos ellos, en medio de oleadas de calor por el territorio nacional con sus sonrisas de marketing, los abrazos imprescindibles, las palmadas y los discursos vacíos, frente a una realidad que en muchos sentidos se cae a pedazos.
Esta semana tuvimos a Marcelo Ebrard en el sur de Sinaloa, e hizo lo propio de un aspirante acotado que todavía se la cree que será el elegido por el presidente López Obrador hablando, ordeñando una vaca, tirando al mar una atarraya, soñando en lo que pudiera ser.
Haciendo su propio baño de pueblo, su propio ejercicio de marketing, como lo marca el guion del Consejo Nacional de Morena. Y el comité de recepción lo encabezó Guillermo “Memo” Romero, dueño del membrete Movimiento Progresista de Sinaloa, que no anda de gratis, aspira a la alcaldía de Mazatlán, como lo demuestran sus pintadas mal hechas. Y ya vendrá, el resto de los aspirantes y el ritual, habrá de repetirse, haciendo su propio baño de pueblo con mayor o menor despliegue de recursos.
¿Y la realidad? México vive un problema de inseguridad de grandes dimensiones, del tamaño de una guerra formal, más de 160 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio, estamos entrando al verano y las capacidades de suministro eléctrico de la CFE, si no se hace algo pronto estará al límite y se multiplicaran los apagones que ya resienten varias regiones del país, la sequía ya es manifiesta en varios estados y los servicios de salud pública, están igualmente pasando por serios problemas de equipamiento y dotación de medicamentos y la lista de insuficiencias podría ser mayor en el campo de lo social y lo económico.
Sin embargo, hoy domina lo político, no parece haber espacio para otra cosa y esto consume en buena medida la acción del gobierno de la República.
Es decir, lo fundamental se hace a un lado, para que todos los mexicanos estemos al pendiente de lo que dice y hacen los aspirantes a “coordinador (a) de la Defensa de la Cuarta Transformación” de manera que lo sustantivo, lo del día a día, está en un segundo y tercer plano -Y, por si fuera poco, ahí viene el festejo del V aniversario del triunfo de AMLO.
Y lo sorprendente, es que esa carrera, para la mayoría está decidida desde hace tiempo porque el presidente fue quien hace un año dio el banderazo de salida, administró la lista de “corcholatas” y diseño un instrumento para fingir un proceso de selección interna en su partido y todo está, fríamente calculado, de manera que en el remoto caso que el alfil cometa errores graves hay un plan B para que no se pierda el objetivo final de mantener el control.
No obstante, esta verdad de a kilo, las maquinarias partidarias y los aspirantes están en la simulación en este proceso interno que encabeza Morena y es que todas las “corcholatas” saben quién tomará finalmente la decisión, pero, igual, esperan un premio de consolación que está previsto en este guion.
Para los “perdedores de la contienda interna” habría eventualmente posiciones importantes en el futuro gabinete, gubernaturas o en el Poder legislativo, siempre y cuando, cada uno “respete” los resultados de la contienda interna y se sumen a la siguiente fase de campaña que va de septiembre a enero para, finalmente, ir a la constitucional.
Y en este simulacro tenemos un INE convertido en observador y que solo ha podido a través de la Comisión de Quejas emitir medidas cautelares sobre lo que pueden hacer y no los aspirantes a coordinador.
¿Acaso los consejeros electorales son los únicos que no ven la simulación de la elección interna? ¿Creerán que llegado el caso podrán impedir la decisión del presidente López Obrador? Ya veremos su actuación ante los reclamos de los partidos que ven en este ejercicio anticipado una violación a la ley electoral que atenta contra la equidad en la competencia por los votos.
En tanto esto sucede, el territorio nacional está plagado de espectaculares, bardas tatuadas con los hashtags de #EsClaudia, los llamados ¡Que siga López, porque estamos agusto!... que representa una fuerte inversión que los ciudadanos no saben el origen, pero, si saben, a favor de quien están destinados.
Y ahora están en operación los 30 millones de pesos que Morena, el PT y el Verde destinaran al apoyo para las campañas de sus candidatos y que al final, habrá de encontrarse, con la decisión del principal huésped de Palacio Nacional.
Es decir, todo ese dinero será para catapultar la candidatura que se definió hace un año a favor de la 4T y Claudia Sheinbaum.
Por eso, a Claudia, se le ve cautelosa buscando evitar errores que pudieran poner en entredicho la simpatía del presidente y será así, como tratara de sobrevivir a esta larga simulación de campaña para la nominación de coordinadora nacional del movimiento 4T.
Sin embargo, los 70 días en esta tarea son muchos para “nadar de muertito” pues no faltaran los lances de sus “compañeros” y las preguntas incomodas, duras, de los reporteros que buscan la nota para ese día o el día siguiente.
Preguntas que de acuerdo con el guion no deberán contestar, sin embargo, ahí estarán las que tienen que ver con el día a día de los lugares que visiten.
Si hoy cualquiera de ellos hablará con seriedad con los yucatecos, quintanarroenses y campechanos seguramente tendrían que responder sobre lo que harían ante la crisis eléctrica y los “apagones”; los guerrerenses por los malos servicios públicos de salud; los habitantes del Valle de México sobre los problemas de agua; los sinaloenses y sonorenses por los precios de garantía del maíz y el trigo y una gran cantidad de estados, si no es que todos, por sus propuestas para atacar los problemas de seguridad y violencia en sus calles.
En definitiva, los políticos y la política oficialista están enfermas de esquizofrenia, se ha perdido el principio de realidad y eso exige, de inmediato, una terapia de schock para alinear los discursos con la realidad.
Y la oposición no está mejor, padece de un mal incierto a caballo entre el autismo y la pérdida del sentido del tiempo.