GOMEZ12102020

La estrategia y el cese de Cuén
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- Se veía venir, y si el desistimiento judicial se hubiera dado, no hubiera pasado mucho tiempo, antes de un nuevo intento para mover a Héctor Melesio Cuén Ojeda de la secretaría de Salud.

El cese se inscribe en una estrategia en marcha para alcanzar el control político del estado, que es una aspiración de todo gobernante; y la única diferencia en democracia radica en el calendario y los modos de procesar la decisión.

Esa estrategia ha estado caminando por tener un gobierno unificado alrededor de la figura del titular del Ejecutivo, el control del partido Morena –formalmente ya lo tiene con el delegado estatal, quien es un rochista de los tiempos del rectorado del hoy titular del Ejecutivo estatal–; el del Poder judicial y el Congreso del Estado, que están a sus ordenes, como lo estamos viendo, especialmente en el caso del segundo, que está llevando el proceso de juicio político contra Jesús Estrada Ferreiro, alcalde en funciones de Culiacán.

Y no menos importante para esta estrategia, las alcaldías, en especial las más pobladas del estado, y que están en lógica “autonómica”, como es el caso de Mazatlán, menos en Ahome, pero ya logrado en Rosario y Cosalá, donde las presidentes municipales pasistas se han vuelto activos de Morena.

Finalmente está el control de los grandes sindicatos, especialmente el de los maestros organizados en el SNTE y quitar o someter el tutelaje de la UAS al grupo político que encabeza Héctor Melesio Cuén.

Este proceso está en marcha y el cese de Héctor Melesio estaba previsto desde antes de que ocurriera el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez, y hábilmente el gobernador aprovechó esta circunstancia trágica para cesar ingratamente a su subordinado político, quedando en el camino la campaña por los votos que sostuvieron hace un año y que terminó con el triunfo de la coalición “Juntos hacemos historia”, formada por Morena y el PAS.

El relevo del cargo ocurre en un momento en que el estado no sale del asombro, el desasosiego y la tristeza por el asesinato de Luis Enrique Ramírez; y a una semana de los hechos sangrientos no hay más que algunas hipótesis y la promesa gubernamental de que “no se descartará ninguna de línea de investigación”.

¿Dónde, cuándo y cuántas veces hemos escuchado estás promesas? Y en está lógica de comunicación gubernamental: ¿Qué hay de una estrategia de gobierno para detener no sólo la violencia contra periodistas, sino la que alcanza a las mismísimas fuerzas de seguridad del Estado?
Ahí esta el tema de fondo, no en el despido cantado de Cuén Ojeda, que se irá a atender sus negocios y el partido del que es líder indiscutible; pero la sombra de inseguridad que se vive en el estado, permanecerá mientras se siga haciendo lo mismo.

Finalmente, se imponen los tiempos que exige la estrategia para alcanzar el control del estado y en los próximos días o semanas, veremos probablemente que Jesús Estrada Ferreiro abandonará la alcaldía de Culiacán, en medio de un acto poco honroso y con el acompañamiento de sus seguidores que lo acompañaron a protestar a la sede del Congreso del Estado.

¿Qué viene después?

Está en la mira la Universidad Autónoma de Sinaloa y ya se envió un aviso hace poco menos de dos meses, cuando se le informó al rector Jesús Madueña, del aviso al Gobierno del Estado por un adeudo de dos créditos fiscales con el SAT del orden de los mil 500 millones de pesos y que había que resolverlo entre gobierno y Universidad.

La respuesta del rector fue inmediata e institucional; y si bien reconoce adeudos y ofrece disponibilidad para cubrirlo, afirmó que la mayor parte de ese recurso había ingresado a las arcas de la anterior administración estatal y no se le había notificado a la institución para devolver ese dinero a la SHCP y de esa manera saldar parcialmente el tema con un adeudo que podría calendarizarse en pagos.

La UAS tiene muchos flancos débiles, tanto de orden administrativo, como en lo político por su relación con el PAS, pero por eso, el tacto de los exgobernadores que recomendaban no meterse con la institución y mejor establecían alianzas respetando cotos de poder en lugar de enfrentar movilizaciones masivas.

Y están, además, los otros frentes abiertos tanto con los periodistas, los universitarios, los maestros de educación básica, pueblos originarios, alcaldes rebeldes; y el tema de la tragedia, de la inseguridad pública, que pega a los ciudadanos a la imagen de las fuerzas armadas como a las actividades económicas, especialmente al turismo, que está atravesando por un boom en Mazatlán.

Entonces, la jugada del miércoles donde se cesa a Cuén Ojeda, alimenta coyunturalmente la estrategia de control del estado y solo esperemos que no termine por complicar la atmósfera de la vida pública y el ambiente se enrarezca en perjuicio de todos.

La política racional recomienda escoger las batallas y los enemigos, pero sobre todo, no tener muchos frentes abiertos, porque ahí está el cauce para afectar la gobernabilidad del estado.

Al tiempo.