Monterrey.- La hora del lobo*, es un libro lleno de sorpresas, sobre todo literarias. Su autor, Federico Campbell, desborda información y la maneja con absoluta amenidad.
Campbell (Tijuana, 1941- Ciudad de México, 2014) hace gala también de erudición en estos ensayos, reunidos por Vicente Alfonso, en el que abundan los escritores más diversos (Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalván, Juan José Arreola, Fernando Vallejo, Ring Lardner, Juan Gelman, Bruce Chatwin, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Ibn Jaldún y Mario Vargas Llosa, entre otros.
Todos ellos embarcados en temas peculiares: la postguerra española en los años 40, la necesidad de encajar socialmente, la narconovela, las adicciones, los jóvenes, el exilio, lectura y escritura, sabiduría árabe, el espionaje y el poder, personajes literarios, derechos civiles, y otros titulados: “Viento y locura”, “Nuestras vidas son los ríos”, “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, “La muerte como experiencia”, “No se culpe a nadie“, “El arte de injuriar”, “Los libros y la noche”, “La sátira entre nosotros”, “Edad y creatividad”, “Las mujeres hablan más”, “La verdad de las mentiras”, “Cómo nos ven los demás”, etc.
Abundan las curiosidades: “Yo morí hace poco. Morí ayer. Ayer quiere decir hace diez años para ustedes. Para mí, unas cuantas horas” (Juan Rulfo, p. 119), “Cuando en una reunión una muchacha te interrumpe y te pregunta, “Perdone pero, ¿quién es James Dean?”, quiere decir que ya te estás volviendo viejo (actor Héctor Ortega, p. 67), “(Durante la) detención de Sadam Hussein (…) muy pocos lectores o televidentes retuvieron (…) el título del libro que el derrocado dictador de Irak tenía en su cabecera. Se trata del famosísimo y clásico Al-Muqaddimah. Introducción a la historia universal, del sabio pensador árabe Ibn Jaldún. Lo que no se dijo entonces (…) es que la única y más completa edición de este libro portentoso en lengua española (…) ha sido mérito (…) de una editorial mexicana: el Fondo de Cultura Económica” (p. 137).
También proliferan en su espesura las revelaciones: “Yo, para escribir (mis cuentos), elijo que todo suceda en una época un poco lejana (…). Eso me da libertad para fantasear e incluso falsificar” (Borges, p. 158), “Yo creo que no hay que morirse, pero si uno se muere hay que hacerlo a tiempo y sonriendo” (Paz, p. 121), “La primera novela sobre la adicción, dice Susan Sontag, fue El Quijote. El personaje adicto a las novelas caballerescas” (p. 63).
El estilo de Campbell es directo, ameno, coloquial, sabe dosificar la información y la desarrolla como si extendiera un lienzo del cual nos va mostrando sus secciones más interesantes, para rematar con una cita contundente: “Un novelista inventivo no es un novelista mentiroso. Es un novelista a secas” (Fernando Vallejo, p. 160), “Siempre mantuve como idea fija que (…) yo por lo menos sería incapaz, antes de cumplir los cuarenta años, de escribir una novela que me interesara” (Ford Madox Ford, p. 112), “En San Juan Luvina –nombre que Rulfo toma de un pueblo oaxaqueño- el viento es, en muchos sentidos, personaje” (p. 37).
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* Federico Campbell La hora del lobo. Antología de ensayos. Monterrey, N.L., UANL / El Equilibrista, 2019. 172 pp. (Colec. Pértiga).