y de Antonio Medina de Anda
Ciudad de México.- La LC23S fue una de las organizaciones armadas socialistas que el gobierno priista de Luis Echevarría Álvarez (1970-1976) atacó con brutal saña, y a la que se refirió por su nombre en su sexto y último informe de gobierno, después de hablar de ella sin nombrarla desde 1973.
El lenguaje utilizado por LEA fue la base para justificar la guerra sucia contra la Liga Comunista 23 de Septiembre y contra todos los movimientos armados de esa época. La esencia del discurso contrarrevolucionario del gobierno fue el de atacar a la LC23S, calificándola de terrorista y fascista.
En el sexto informe de gobierno (1976), LEA se refirió a las acciones de la guerrilla como: “brotes aislados del crimen con máscara política (que) han evidenciado... su clara intención contrarrevolucionaria”, que atentan “contra la integración nacional y la consolidación de nuestra soberanía”, y que “el pueblo no se deja sorprender por el falso lenguaje de los terroristas”.
En ese informe sigue diciendo: “El terrorismo es reaccionario...El terrorismo es fascista... se refugia en la clandestinidad y amenaza la existencia humana... Los terroristas han asesinado a un gran capitán de empresas de Monterrey, don Eugenio Garza Sada; querían asesinar a Margarita López Portillo; por su audacia y su valor, Rubén Figueroa se salvó; por una presión de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara, y de campesinos y obreros, dejaron libre al licenciado Zuno; pero no hemos incurrido en eso a que se nos ha querido llevar: a una persecución de los izquierdistas, de los disidentes y de los críticos.
“Pensamos que para preservar nuestras libertades es preferible sobrellevar y combatir específicamente a una ‘Liga 23 de Septiembre’, tiene ningún trasfondo ideológico, que caer en la provocación, en una reacción policiaca estatal cerrada, que romper nuestras instituciones democráticas, como ha pasado en algunos países por hechos que lamentamos mucho, pero que creemos son transitorios”.
LEA ataca a la Liga Comunista, acusándola de terrorista y de asesina, y que no pacta con criminales; pero afirma a renglón seguido que su gobierno no va a caer en una cacería de brujas o “reacción policiaca estatal cerrada”.
Pero la realidad ha mostrado que el verdadero asesino ha sido el gobierno priista, con el 68 y el 71 y con múltiples crímenes y represiones populares, y con la guerra sucia desatada contra las organizaciones revolucionarias y democráticas que alzaran la voz.
LEA fue aún más lejos al decir también que la LC23S y demás organizaciones armadas eran manejadas por los “emisarios del pasado”, por “grupos con intereses oscuros” y hasta “por intereses extranjeros” que promovían un golpe de estado a su gobierno “porque iniciaba una política de nacionalismo económico”.
Para justificar la guerra sucia, para justificar la creación de un organismo policiaco militar como la brigada blanca, para exterminar a la LC23S, qué mejor que decir que la Liga es terrorista, fascista, contrarrevolucionaria y manejada por intereses extranjeros oscuros.
Los asesinos y criminales, los verdaderos fascistas y defensores de los poderosos y privilegiados grandes capitalistas y los que servían a la CIA, ahora acusaban a los revolucionarios de ser una amenaza para la existencia humana. Con todo el poder del estado y de los medios de comunicación, alentaban ese discurso contrarrevolucionario, para con ello ocultar sus crímenes durante la guerra sucia: asesinatos, desapariciones, torturas, amenazas, encarcelamiento, persecución.
No es casual que usando ese discurso catalogaran a la Liga como traidora a la patria, y que no debería de existir. Exterminar a la LC23S era el objetivo, al catalogarla como fascista y terrorista.
La guerra sucia contra la Liga Comunista 23 de Septiembre y otras organizaciones revolucionarias, tuvo su base ideológica en el engaño, la mentira y la calumnia, como justificantes para desatar la cacería, la represión y el exterminio.
Ese periodo oscuro de la guerra sucia tiene un responsable: desde las altas esferas del Estado se construyó un discurso ideológico vil y calumnioso, para catalogar a los revolucionarios como terroristas y fascistas y así someterlos a las peores persecuciones y acciones criminales.
La guerra sucia fue un acto criminal de Estado, fue promovida por el Estado desde su cúspide política, desde la presidencia, la cual involucró a policías y militares y a funcionarios de diversos niveles. Se utilizaron recursos financieros, humanos y materiales, de los cuales nunca se rindieron cuentas.
Cientos de muertos y desaparecidos, cientos de torturados y encarcelados, cientos de familiares vejados, golpeados y amenazados, son actos criminales que claman justicia y verdad para que no se repitan nunca más.
Un régimen autoritario, antidemocrático y represivo como el de LEA, violó los derechos humanos, pisoteó la Constitución y atentó contra las libertades democráticas. Ese régimen burgués fracasó, pues fue una gran tragedia para el pueblo mexicano, como lo son también los regímenes burgueses neoliberales que lo sucedieron.
Desmontar el discurso contrarrevolucionario es imprescindible para que la guerra sucia sea esclarecida, se castigue a los culpables que la idearon y la practicaron contra los luchadores del pueblo, y se haga en verdad justicia y no simulación.
¡Justicia para nuestros compañeros militantes de la LC23S: Ignacio Salas Obregón (desparecido); Jesús Piedra Ibarra (desparecido); Ignacio Olivares Torres (ejecutado y masacrado); Salvador Corral García (ejecutado y masacrado)!
* Texto elaborado para el “IV Encuentro del Proceso de Reflexión Raúl Ramos Zavala”. Durango, 23 de septiembre de 2022.