Monterrey.- Hemos escrito muchas veces que las Matemáticas y la Física son dos campos, aparentemente separados; uno exacto, inamovible, eterno; el otro complejo, variable, inexacto. Cada uno debía avanzar por su lado, hasta que llegó Tales a cambiar esta concepción y aquí comenzó el nacimiento como ciencia de ambos.
“Al principio” se ignoraban las leyes que gobiernan el Universo. Todo era Mito, Magia y Religión. Reinaba incertidumbre y el obscurantismo hasta que Tales consideró que debía haber una manera racional de conocer el Mundo. La forma de proceder de Tales era el escepticismo.
Tales, quien es considerado el primer científico y matemático, vivió en la ciudad griega de Mileto, lo que hoy es la costa occidental de Turquía. No aceptaba las explicaciones acerca de la naturaleza de primera vista, sino que realizaba un trabajo de observación, medición, reflexión y búsqueda de los principios físicos, de explicaciones racionales. La importancia de su método era que orientaba su actividad en la búsqueda de “la esencia”, luchando contra la apariencia.
Cuatros siglos después de Tales, en la ciudad de Alejandría, el gran Eratóstenes, prosiguiendo con este método laico de “ver” la realidad con “gafas conceptuales”, utilizando la matemática, ciencia que aunque no pertenece al mundo de los objetos físicos, proporciona modelos que permiten el conocimiento de las leyes que rigen el Universo.
Eratóstenes mide la circunferencia terrestre con una exactitud asombrosa, partiendo de La Observación: “observó que durante el solsticio de verano, al mediodía, los rayos caen verticalmente sobre la tierra en la ciudad de Asuán, situada aproximadamente a 800 kilómetros al Sur de Alejandría. Mientras que en Alejandría, los rayos caían con una inclinación de aproximadamente 7 grados. De esta manera, haciendo uso de la Geometría Euclidiana y de una equivalencia de cantidades, calcula la medida de la circunferencia que rodea la Tierra, sin salir de nuestro planeta, más de dos milenios antes que el ruso Yuri Gagarin la observara por primera vez desde el espacio, el 12 de abril de 1961, en su cápsula Vostok I.
Por lo hasta aquí comentado, coincidimos con lo expresado por Masahiko Fujiwara en su bello texto de Yoko Ogawa: Introducción a la: Belleza de las Matemáticas: El valor de la matemática depende de su belleza, por ello es de suma importancia para un matemático haber tenido una educación artística.