PEREZ17102022

La meta de 1.5 grados Celsius
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- Además de las olas de calor que asolaron el territorio nacional, con temperaturas de hasta 45 grados Celsius en algunas partes del país durante invierno y primavera, las autoridades ambientales de todo México se mantenían en ‘alerta roja’ por la llegada del evento climático que cada año aumenta el calor ya de por sí extremo.

Ante la prolongada sequía, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) pronosticaba la llegada de la canícula como el fenómeno que propiciaría temperaturas cercanas o superiores a los 40 grados Celsius y vendría a poner en situación mucho más crítica los problemas del agua entre el grueso de la población mexicana.
Sin embargo, los ‘calorones perros’ de la canícula 2024, la cual comenzó el miércoles 3 de julio y se prevé termine el domingo 11 de agosto, según la Conagua, fueron interrumpidos o amainados gracias a los efectos de la reciente tormenta tropical Alberto, así como del huracán Beryl, que oficialmente terminaron con la sequía, al menos en Nuevo León.

Desde al antiguo Imperio Romano el fenómeno de la canícula recibió dicho nombre, debido a la creencia de que cuando la constelación Can Mayor se posicionaba al lado opuesto del Sol, producía un aumento de la temperatura en verano.

Efectivamente, la canícula se caracteriza por elevadas temperaturas, por una drástica disminución en la cantidad de lluvias, por calentamiento excesivo del aire y por cielos despejados en el centro, oriente y norte de México.

De acuerdo con la Conagua, la canícula se presenta entre los meses de julio y agosto, con una duración aproximada de 40 días. Empero, no se presenta con la misma duración e intensidad en todas las regiones del país, ya que puede verse alterada por eventos como ciclones y ondas tropicales que propician lluvias y rompen la canícula.

En las últimas décadas los estudios relativos a la canícula han incidido sobre las causas y efectos del calentamiento global o del cambio climático, al grado que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU, advirtió que este 2024 podría ser el año más caluroso en la historia del mundo.

A mitad de año y en plena canícula no se descarta dicha probabilidad de que se registren temperaturas récord y se produzcan las olas de calor que han llevado al planeta al borde del colapso, a decir de los expertos.

De acuerdo con un nuevo informe de la OMM, en el 2023 se batieron récords, y en algunos casos se ‘pulverizaron’, en cuanto a los niveles de gases efecto invernadero, las temperaturas de la superficie, el contenido del calor –la energía absorbida y almacenada–, la acidificación de los océanos, el aumento del nivel del mar, la extensión de la capa de hielo de la Antártida y el retroceso de los glaciares.

Tales son algunas consecuencias del calentamiento global a causa de la contaminación por uso industrial de combustibles fósiles, que provoca el caos climático y el riesgo del colapso humano, todo lo cual obliga a los gobiernos del mundo a cumplir el Acuerdo de París o Tratado Internacional sobre Cambio Climático, firmado por 196 países en el 2015, con el objetivo de limitar la temperatura media mundial por debajo de 2 grados Celsius, preferiblemente a 1.5 grados, en comparación con los niveles preindustriales.

Lo grave es que en los últimos doce meses (junio de 2023 a junio de 2024), la temperatura media mundial fue la más alta registrada, con 1.6 grados Celsius por encima de la media preindustrial de 1850-1900.

Es importante saber que en Nuevo León la temperatura promedio aumentó 1.7 grados Celsius cada año de los últimos trece; y según la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, esto significa que nuestro Estado se adelantó a buscar la meta de 1.5 grados establecida en el Pacto de París.

A reserva de que el Gobernador del Estado, Samuel García Sepúlveda, exponga los avances del Plan Estatal contra el Cambio Climático en el Foro Político de Alto Nivel de la ONU, que se verifica en Nueva York, se requiere impulsar acciones que contribuyan a reducir las altas temperaturas, a eliminar la contaminación y a concienciar sobre el uso racional y justo del agua, pues la crisis climática está ligada con la desigualdad social, la inseguridad alimentaria, la migración humana y la pérdida de biodiversidad.