GOMEZ12102020

La nacionalidad mexicana como un derecho impostergable
Leticia Calderón Chelius

Ciudad de México.- En Estados Unidos se acaba de aprobar una versión light de lo que se esperaba pudiera ser una reforma migratoria amplia que trajera calma y certeza jurídica a millones de extranjeros que viven en ese país (12 millones). No ocurrió así y, por el contrario, se aprobó la llamada Build Back Act que, aunque protegerá de la deportación y dará permiso a trabajar a poco menos de 5 millones de indocumentados, la mayoría mexicanos, solo será una medida por un periodo de cinco años, que podrá renovarse; esto, en caso de que no haya cambios a nivel gubernamental en ese país. Esta propuesta si bien no puede minimizarse, la verdad es que mantiene prácticamente en el mismo punto de incertidumbre a millones de personas que seguirán viviendo en un limbo jurídico. Es un día triste para unos, una noticia devastadora para otros.

Pero así como muchos lamentamos que la decisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en medio de una disputa partidista encarnizada entre Demócratas y Republicanos, optó por lo más básico, que al final solo busca aprovechar al máximo el potencial laboral de las personas migrantes sin ofrecerles a cambio condiciones de inclusión dignas, sin miedo, sin medias tintas, y garantizándoles una estancia de manera permanente, la verdad es que dicho esto desde México suena un tanto hipócrita, por decir lo menos.

En 1998 se aprobó en México el derecho a la No pérdida de nacionalidad mexicana y a partir de esa fecha, todo mexicano nacido en el extranjero cuyo padre, madre o ambos son mexicanos, adquiere la nacionalidad mexicana. Apenas este año se extendió esta posibilidad a los hijos de mexicanos que a su vez lo sean, aun habiendo nacido ellos mismos en el extranjero (artículo 30 Constitucional), lo que amplía la nacionalidad mexicana hasta en una segunda generación y le quita el dilema a quienes viven en el extranjero de que sus hijos pierdan el derecho a la nacionalidad mexicana. Esto que suena muy potente y digno de celebrarse como lo que toca a una gran nación como es México, resulta que en realidad es un viacrucis para millones de personas. Si bien el derecho a la nacionalidad mexicana está otorgado en las leyes, ésta no se adquiere de manera automática, como mucho creen; y al contrario, hay una cantidad enorme de procedimientos, trámites y vacíos legales que son un obstáculo ya no solo jurídico, sino incluso económico, que consumen el tiempo y la energía de millones de personas que buscan resolver, no solo por cuestiones de apego emocional a la nación mexicana, sino como un derecho y sobre todo, como un requisito para poder llevar a cabo los trámites más elementales que ni siquiera nos imaginamos los que no vivimos esa situación.

Las dificultades de hacer válida la nacionalidad mexicana afectan no solo a los casi 3 millones de mexicanos deportados y retornados a su propio país los últimos años, lo mismo complica la vida de quienes eligieron a México como país de vida y cuyos hijos, muchas veces no son reconocidos de manera automática aun cuando nacieron en suelo patrio.

Estamos ante un problema de esos que no se ven y de los cuales no nos enteramos hasta que alguien se topa con la situación de manera personal y entonces sí, descubre que hay una injusticia que nunca antes vio. El detalle es que este asunto lleva años como una demanda de grupos y colectivos que han insistido en pedir cambios muy precisos a la normatividad que permita Eliminar la discriminación y garantizar el reconocimiento a la nacionalidad mexicana sin decisiones discrecionales y procedimientos excluyentes, pero sobre todo, sin que un solo niño o niña mexicano tenga que desear como un sueño y un regalo, el que su propio país los reconozca. Así, si bien es cierto que el limbo jurídico que tanto lamentamos enfrentan los mexicanos que radican en Estados Unidos es una pésima noticia, es aún más cruel cuando se trata de negar un derecho que nuestra propias leyes establecen pero una lógica jurídico burocrática, simplemente desconoce.

Por eso basta ya de silenciar cuestiones que aunque aparentemente son marginales y afectan a unos cuantos, en realidad lastiman enormemente y complican la vida de millones y es por esto que es fundamental poner en el centro del debate un tema tan simple, sencillo, emotivo y profundo como es el derecho a la nacionalidad que en México. Lamento decirlo, es un pendiente urgente.