La nueva guerra civil americana
Gerson Gómez

Monterrey.- Existe una nación en el mundo con odio racial como imperativo. Un imperio superior. Son incapaces de solucionar sus problemas internos. Acusan, como lo hacen los mendicantes, a los extranjeros.

     Por cuatro años han vivido en el infierno de un impostor. Cortaron los lazos de la buena vecindad. Del respeto a la diversidad. Aceptaron como legitimo al bravucón del barrio.

     Su imposibilidad mental nunca ha estado en entredicho. La fuga de la mayoría y la jubilación anticipada del material humano. En su gobierno las sospechas se fundamentan en el cinismo de sus acciones.

     Las dos partes del país tienen como fecha límite el día 3 de noviembre. Una gran parte del electorado lo ha anticipado. Seguramente el hartazgo de desplazarlo de la Casa Blanca.

     El temor de los electores se justifica. ¿Aceptará su derrota en las urnas? ¿Llamará a la rebelión de los conservadores?

     Media la pandemia, las batallas contra las fuerzas del orden de los afroamericanos, los latinos y las minorías.

     El llamado a la cordura, a la serenidad por encima del resultado, a la negativa de la polarización extenuante.

     Los negocios en Nueva York y en muchas de las capitales, ya se preparan para el saqueo.

     Un mal indicador. Cuando uno de los candidatos presidenciales es un mentiroso crónico y un abusador.