Pero supongo que no, porque de hacerlo, automáticamente quedaría sin efecto la protección de este tipo de personajes que “cooperan” con la justicia norteamericana y “demuestran” que se han corregido.
Entonces, que esta justicia haya liberado a Damaso López Serrano (el Mini Lic), quien está acusado en nuestro país de ser el autor intelectual del asesinato del compañero Javier Valdez Cárdenas, rompe con el principio de reciprocidad. Es decir, aquello de que no se debe acoger a ningún delincuente en menoscabo de la aplicación de la justicia en otro país.
So riesgo, claro, de que el país afectado pueda recurrir ante otras instancias de justicia supranacional, como es la Corte Interamericana de Derechos Humanos; o en su defecto, aplicar la misma política con presuntos delincuentes que son reclamados por las autoridades norteamericanas.
Entonces, a esa vía diplomática le espera un largo litigio, donde las partes harán valer sus argumentos jurídicos, para garantizar por un lado sus leyes; y por el otro, su derecho a una justicia pronta y expedita.
Mientras eso sucede, Damaso López podría estar libre y lejos de enfrentar la justicia en México, tener un cara a cara con los autores materiales del asesinato de Javier Valdez y responder por su crimen o sus crímenes.
¿Qué pudo haber negociado para lograr este beneficio que, según los dichos de la jueza Dana Sabraw, solo faltaría que con la liberación se le otorgara una beca para estudiar o disfrutar unas vacaciones?
¿Delató a otros miembros del Cártel de Sinaloa?
¿Reveló rutas desconocidas del trasiego de drogas?
¿O será suficiente el millón de dólares que prometió entregar a las autoridades?
¿Qué dio a cambio?
Porque algo importante tuvo que haber entregado para ocurrir una decisión que pone en entredicho la justicia norteamericana y la colaboración entre estos dos países vecinos.
Lo otro es que la jueza se haya conmovido con su juventud y que le haya dado una nueva oportunidad por ser su primer strike.
Pero, ¿eso da para ser un testigo protegido?
¿Tan subjetiva es la justicia de nuestro vecino del norte?
Lo sorpresivo con López Serrano solo parece tener parangón, guardando la proporción de los personajes, con la liberación de otros personajes del Cártel de Sinaloa, luego de largas estadías en prisiones estadounidenses.
Algo raro viene sucediendo con estas decisiones, que a la vista no parecen tener explicación racional; y si no la tiene, solo queda especular sobre los verdaderos motivos de esta liberación.
Ante este despropósito, el gobierno mexicano no tendrá problemas para salir a decir que nada tiene que ver con esta nueva liberación; y es correcto, cómo puede interferir en una decisión judicial de otro país; incluso, afirmará que sus representantes legales van a solicitar en el marco de su soberanía una explicación diplomática de este privilegio, que se otorga a un personaje que lo reclama la justicia de nuestro país.
Sin embargo, eso llevará tiempo y lo que ya vemos en el entorno familiar y periodístico, es frustración en el ya largo camino de alcanzar la justicia en este caso emblemático del periodismo asesinado en México.
Aunque no estamos hablando de depresión en el gremio, sino de frustración, de la ofensa que representa y provoca “asco” a Griselda Triana, periodista y esposa de Javier Valdez, que en estos cinco años y meses, sacando fuerza de lo más profundo de su dignidad, ni un día (sí, ni un día) ha dejado de exigir justicia, para que paguen los autores materiales e intelectuales de la muerte de su pareja de vida y padre de sus hijos.
En definitiva, empieza un nuevo capítulo de esta lucha que sostiene no sólo el periodismo, sino todos aquellos que se resisten a vivir en un país donde la violencia se ha institucionalizado, y lo más grave, que la impunidad va por más.
Desde aquí, exigimos justicia.
Al tiempo.